lunes, 28 de marzo de 2016

Yihadistas y etarras ajustan cuentas en el nombre del padre (y 4)

MLFA
Mezquita de Córdoba, ¡esplendor arquitectónico y religioso! (Foto de 'huffingtonpost.es')

Existe un claro error craso conceptual en el primer planteamiento que se hace en relación a la integración de los inmigrantes magrebíes llegados a Europa en las últimas décadas; se argumenta en falso cuando se considera que deben integrarse en nuestras costumbres y aceptar nuestro estilo de vida, entendemos que lo único que es exigible (de nuestra parte) es que ‘respeten’ nuestras tradiciones, usos y costumbres, no que las ‘hagan suyas’.

A sensu contrario, nosotros debemos respetar las suyas; excepto aquellas que, por razones de seguridad e identificación, como los ‘burkas’, resulten improcedentes; o el trato vejatorio a mujeres y niños; ablaciones de clítoris (caso de algunas niñas subsaharianos); y cualesquiera otra ‘costumbre’ que resulte inaceptable según nuestros códigos de justicia.

De ahí a reprimir el uso del ‘hiyab’ (velo de las mujeres musulmanas), u otras prendas y complementos de vestido y calzado, siempre que permitan visualizar a la persona en condiciones normales, hay mucha injusticia y poca inteligencia.

Los jóvenes cristianos utilizan bragas, bufandas y pasamontañas y todos callan

Mezquita en Guadalajara, varios siglos después de Córdoba, (Foto 'islamhispania')

Existen otros condicionantes, que trataremos de resumir, por resultar de sobra conocidos: Dificultades para la construcción de mezquitas en las que celebrar su culto con dignidad, no en garajes o bajeras húmedas y malolientes; prohibición de la fiesta del ‘Cordero’, tan importante para los musulmanes; trabas en los lugares de trabajo a la conciliación del Ramadán con su actividad laboral; segregación escolar a menudo consentida por el profesorado y falta de profesorado de apoyo en los primeros meses de aprendizaje de nuestro idioma.

Por no hablar de salarios de miseria; no hace falta alejarse mucho de Manzanares: 450 € por 10 horas de trabajo diario, pagados tarde, mal y nunca, y el convencimiento de que el ‘darles de comer’ ya supone un extra salario importante, cuando la comida es, muy a menudo, pura bazofia, y no hace falta citar a nadie por su nombre; estamos cansados de visitar los juzgados, precisamente, de Manzanares; por decir la verdad en blogs privados sin ánimo de lucro.

En Francia y en Bélgica se cometieron gravísimos errores, no hubo integración

Nos referimos a los inmigrantes llegados en los “70”; a los que se ‘despreció’ de forma rotunda, social, laboral, económica, religiosamente, vamos en todo lo que condiciona una vida en libertad y convivencia. Engendraron sus hijos en Europa y comprobaron que tenían dificultades de adaptación; ya hablamos de nietos; si los padres tuvieron los peores trabajos (salvo alguna excepción), muy pocos de sus hijos y, prácticamente ninguno de sus nietos, encuentra trabajo, no son tenidos en cuenta laboralmente más que en trabajos precarizados.

Son algunos de estos jóvenes marginales los que acuden al llamado de ISIS

Ahí se les hace un lavado de cerebro que les hace recordar lo que han vivido en sus casas, y se manipula su mente hasta llegar (ellos mismos) a la conclusión de que son ellos quienes deben hacer ‘justicia’. ¿Quiénes les manipulan? No vamos a publicar el listado de organizaciones terroristas, por si acaso aparece en el mismo alguno de nuestros ‘amigos’ y ‘hermanos’, en condición de patrocinador de la barbarie. A pesar de que estos jóvenes no han padecido los sufrimientos que vivieron sus padres en los '70' y en los '80' y hasta en los '90', para conseguir salir adelante en 2000.

Ayer, calientes los cuerpos en Bruselas, matan a docenas de niños en Pakistán

Ayer en un parque infantil de Lahore, 72 muertos, (Foto The Guardian, Jason Burke, 'eldiarioInt')

Es hora de pedir responsabilidades a determinados gobiernos occidentales, ‘amigos’ de las fuentes del ‘MAL’ intrínseco. Nuestra propuesta pasa por ‘laminar’ el terrorismo yihadista, sin contemplaciones, destruir al enemigo; y quedarnos en aquellos países todo el tiempo que haga falta, ayudándoles en la reconstrucción material (de sus ciudades) y moral (de sus habitantes y sus familias).

Gueto El Príncipe de Ceuta (España), (Foto de 'elespañol')

También por la integración de aquellos que viven entre nosotros; terminar con la política de confinación en guetos y respetar todas sus costumbres. Algunos hemos tenido el honor de confraternizar con ellos y el placer de disfrutar la fiesta del Cordero, el único límite está en el Código Penal, igual que ocurre con nosotros.

En España estamos a tiempo (justito) porque aún estamos en primera generación