domingo, 20 de marzo de 2016

Ya estamos en primavera: la naturaleza y la historia se reeditan

Malku
Sabiduría
La vasija destrozada llevaba grabado el nombre del rival, (Foto de 'ancient-origins')

Hicimos doblar la cerviz a una pandilla de chuletas de pueblo, matones de la noche, como demostró la jefa primigenia de la banda, que venían de la humillación continuada de décadas. La derecha local entreabría sus ojos con legañas, sin dar crédito al triunfo obtenido en las urnas de 2011, es por ello que ignoró los consejos prudentes y acertados que deben predominar sobre las dotes políticas, máxime al tratarse de gentes con pocas dotes, políticas, humanas y profesionales.

Cómo olvidar al burrako del: “Al pleno no se viene a hacer política”; “Esto son lentejas”; y como alguien le explicó de qué iba el lenguaje enfático, llegó a espetar: “Si me sigues tocando las pelotas te cerraré el bar” (cuando lo de las tuberías eternas).

Era gente que al no ver la línea de riesgo, no rectificaron sobre la marcha

Hemos de reconocer, en honor a la verdad, que tanta humillación como infligió el socialismo rampante al grupo de peperos que, refugiados en sedes que parecían pisos de acogida, devino en resentimiento. No podemos olvidar los baldíos intentos del tipo de la extrema derecha empedrado en el consistorio, en arrastrar por el parket al del PSOE, individuo con más conchas que un galápago, aún a pesar de su vocabulario, corto y de argumentario socorrido.

A pesar de que el radar parecía estar bien orientado, lo cierto es que los misiles, todos sin excepción, acertaban, sí, pero en la cocorota del comunista arrinconado. Erraban el tiro porque la ambición desmedida nublaba su visión periférica y apretaban el botón en el preciso momento de retorno del eje de rastreo o exploración, justo en el rincón que ocupaba el rojillo aquél; eran crueles porque se reían de cada ‘misilazo’ que le metían en mitad del coco.

Privatizaciones frustradas; nepotismo en grandes dosis; desafección respecto del vecindario al principio, desprecio olímpico al final; vida muelle y regalada, en el oropel; promoción de sus intereses personales, familiares y profesionales; liberticidas de amplio espectro, y justo cuando terminaban de perfilar cómo llevárselo crudo; ¡Racataplán! ¡Que hostia nos hemos dado! (que diría Rita Barberá). Entramparon al pueblo, como era norma donde gobernaban estos del Partido Popular.

Pudimos con ellos, los misiles mediáticos, cargados de verdad, les abatieron sin piedad

Misiles cuyas turbulencias, generadas al virar hacia su bancada, se llevaron alguna de las 'muletas' con las que contaban para salir airosos del lance. Nos preguntamos si los actuales gobernantes serán tan imbéciles (pero de diccionario) como aquellos ‘apabullados’, de quienes podría decirse: “No queríais humillación” ¡Dos tazas!

No volverán a levantar cabeza y los actuales juegan con fuego; hoy hay clase de LCI