Luz de Gas
Melquesidec, rey de Salén, sacerdote de Dios Altísimo, le sacó pan y vino, y lo bendijo diciendo: Bendito sea Abrán por el Dios Altísimo, creador de cielo y tierra, que te ha entregado tus enemigos. Y Abrán le dio el diezmo de todo. El rey de Sodoma dijo a Abrán: Dame la gente, quédate con las posesiones. Pero Abrán replicó: Juro por el Señor Dios Altísimo, creador de cielo y tierra, que no acepté una hebra ni una correa de sandalia ni nada de lo que te pertenece, para que no digas que has enriquecido a Abrán. Solo aceptaré lo que han comido mis mozos y la parte de los que me acompañaron, Aner, Escol y Mambré; que ellos se lleven su parte.
Alianza de Abrán con el Señor
Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor. No temas Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante. Abrán contestó: Señor, ¿de que me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? Y añadió: No me has hijos, y un sirviente de casa me heredará. Pero el Señor le dijo lo siguiente: No te heredará ese; uno salido de tus entrañas te heredará.
Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. Y añadió: Así será tu descendencia. Abrán creyó al Señor y se le apuntó en su haber. El Señor le dijo: Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra.