lunes, 15 de mayo de 2017

Embarrancada del Costa Concordia un crucero a toda costa (02/11)

Luis Jar Torres
Traducción MLFA-CMM

Estos grandes cruceros presentan problemas de estabilidad de los que casi nadie habla. (Capitán MLFA)

Los buques de crucero se diseñan para llevar un máximo de ocupantes a lugares más o menos idílicos, aunque a veces limitados en sonda; por eso, los cascos han evolucionado ganando altura o puntal (más capacidad) y manga (más estabilidad) a costa del calado (más puertos accesibles). Pero las grandes mangas tienen sus peculiaridades, y a un buque como el “Concordia” le bastan 15º de escora para sumergir cubierta y pico, dejando la primera línea de portillos casi a ras de agua. Como vimos, en el “Concordia” la compartimentación terminaba en la cubierta 1 (a unos 3 metros sobre la flotación), donde a efectos prácticos también lo hacía el casco porque las superestructuras de los cruceros son quesos de Gruyère acristalados, sin apenas reservas de flotabilidad. Naturalmente, estos buques cumplen la normativa SOLAS, que les exige resistir la inundación de dos compartimentos contiguos sin comprometer la estanqueidad del resto ni superar los 15º de escora. 

Como un pasajero mareado no es un pasajero satisfecho, los cruceros suelen cambiar de ruta con la estación en busca del buen tiempo, pero el “Concordia” se pasaba todo el año haciendo un crucero semanal entre Civitavecchia, Savona, Marsella, Barcelona, Palma, Cagliari, Palermo y vuelta a Civitavecchia. Su operador era la italiana Costa Crociere, que además de los “Costa” opera los “Aida” (mercado alemán) y los “Grand” (de Iberocruceros, mercado español). A su vez, Costa pertenece a la anglo-norteamericana Carnival Corporation, que controla la mitad de la flota mundial del sector, incluyendo la Cunard y la P&O. Mi impresión es que, pese a la temeraria maniobra que originó su pérdida y el lamentable espectáculo ofrecido por su capitán, Costa operaba el “Concordia” con los mejores estándares de la industria marítima.

En la fotografía de cabecera (de 'Fabrizio Reale') el crucero “Costa Concordia” atracado en el puerto de Nápoles: se aprecia su enorme manga y la ubicación de la cubierta “01”, que constituye el límite superior de los mamparos estancos. A la derecha de la línea azul que marca esta cubierta, hay una porta de costado abierta con la escala de práctico arriada.


El "Queen Mary II" no presenta problemas de estabilidad y dobla en velocidad de crucero a los 'Costa'.


El capitán Francesco Schettino había comenzado su carrera en la “Tirrenia di Navigazione”: uno de sus primeros capitanes lo recuerda como un 3er. oficial atento a la Seguridad y con una preparación de base fabulosa. De los ferries de “Tirrenia” Schettino pasó a los petroleros de AGIP, donde debió llegar a 1er. oficial antes de pasar a Costa el año 2002 como oficial de seguridad. Ya en Costa, un capitán le describió como serio, fiable y preparado, y otro mencionó su óptimo bagaje profesional, pero los informes con los que se jugó el puesto los escribió un hombre que era toda una institución: el capitán Mario Palombo


En su declaración judicial, Palombo reconoció la predisposición para la maniobra náutica de su pupilo, pero también habló de cierto comportamiento exuberante y “buenos consejos”. Mes y medio después de su declaración, el “Corriere della Sera” publicó una “versión ampliada” del informe de Palombo que describía a Schettino como “profesionalmente valido”, pero con aparentes problemas de carácter que, a veces, le hacían mentir antes que reconocer sus errores. Con todo, Palombo le ayudó porque consideraba que tenía buen fondo y, tras una temporada como segundo, en 2007 Schettino fue ascendido a capitán de plantilla. Cuando embarcó en el “Costa Concordia” en septiembre de 2011, tenía 51 años, esposa y una hija adolescente.


Estas dos fotos del capitán Schettino están tomadas en un buque que, a juzgar por el tipo y disposición de las consolas, puede ser el “Costa Concordia” o uno de sus gemelos; aunque sólo se ve su “avance” central, el puente se extiende a largo de unos 40 metros. 

Obsérvese la “sobrepoblación”, más propia de una unidad naval que de un mercante; casi con seguridad, en la segunda foto se ve a un 'práctico' (piloto de puerto) recibiendo la hoja de datos del buque.