viernes, 12 de mayo de 2017

La Saga de la Encomienda (161)

MLFA
(RPI – Prohibida su reproducción)

Ayuntamiento de Manzanares (Ciudad Real)

En La Encomienda los socialistas habían conseguido frecuencias de emisión para televisión y radio y bombardeaban a la población con información manipulada, repetida con machaconería digna de tenerse en cuenta, aquello era un libelo continuado y gigantesco, y se falseaba la verdad de forma descarada; proyectos de industrialización, estaciones inter modales, y grandes proyectos urbanísticos que nunca se llevarían a efecto. El coste de la instalación TV resultaría ruinoso para las arcas municipales; para los gobernantes socialistas era un inversión, además de utilizar como complemento de desinformación la TV andaluza que les daba soporte, cadena que hablaba el mismo idioma, dos caras de una misma moneda; la a-cultura, la desinformación de diseño, dirigida a las personas de cierta edad, que constituían la mayoría de habitantes de la comarca; villas geriátricas, casi necrológicas que diría el poeta, verdaderos camposantos en los que se llegaba a tener a gala el ser ignorante, condición que justificaban echando mano de una falacia, el no haber podido estudiar por culpa de Franco, siendo así que el Caudillo había levantado escuelas en pueblos de cien habitantes y becado alumnos procedentes de inclusas, ítem más, llegó a concertar con los colegios de monjas y frailes cuotas de internos procedentes del mundo rural. 

Fueron los socialistas quienes consintieron en lo que ellos mismos, en un alarde de cinismo ramplón, definieron como ‘fracaso escolar’; a fin de cuentas el socialismo no prosperaba en libertad, más bien progresaba en la incultura, o en la ignorancia sostenida. Al sistema educativo del régimen de Franco, cuestionable en multitud de facetas, no en la que respecta a la igualdad de oportunidades, debidamente cogida por los pelos, claro está; le vino a sustituir el caos en materia de educación, y en estas comarcas, mejor, en esta zona de España habitada por doce millones de habitantes, el socialismo estaba a punto de cumplir tres décadas de poder político y social omnímodo; muchos pensaron que algo de responsabilidad le sería atribuible. 

Supera el espíritu de esta narración la expresión de profusión de datos, que, al final, a nada conducen; baste señalar que el fracaso escolar alcanzaba altas cotas del 35% del alumnado en edad de aprender; de sus mayores no hacemos mención, ya dijimos que un 25% de quienes han superado la treintena no tienen el graduado escolar, y en cuanto al graduado ESO, la cifra se dispara al 35% en esa franja de edad, a pesar de que, como también se dijo, los municipios regidos por socialistas regalaban el ‘Graduado de la ESO’, que así se decía, entre 1995 y 2005, utilizando fondos estatales y europeos, parte de los cuales pasaban directamente a sus manos y eran repartidos entre las empresas contratadas y los ediles correspondientes de cultura o de servicios sociales. El regalo no era aprovechado por la mayoría de jóvenes que se ausentaban. 

Todos esos jóvenes, que serían regurgitados, dos años después, de aquellos empleos creados por la burbuja de la construcción quedarían excluidos del mercado laboral por ausencia de formación; a duras penas sabían leer y escribir, algunos se comunicaban por voces guturales, casi por fonemas aislados, o utilizando jergas inteligibles entre ellos mismos. En el año 2006 se mantenía el consumo, y la educación no era algo que preocupara a los gobernantes renacidos en el vientre de las mochilas del “11M”, máxime al descubrir la bruticia que contenían aquellas alfombras, incluso papeleras, que no dio tiempo a esconder a los del Partido Popular, quienes no contemplaban aquel escenario de cambio de gobierno, debido al brutal atentado de Atocha. 

En la Encomienda los del PP habían iniciado una maniobra de acoso y derribo al alcalde que no prosperó por falta de medios de comunicación afines; de hecho el único medio favorable al PP percibía subvenciones cuantiosas de la Junta de Comunidades socialista, a cambio de limitarse a dar pellizcos de monja a los ediles de su partido, algo que desconocían aquellos del PP, y se confiaron. Enterados por un funcionario afín a una concejal popular de que el primer edil mantenía encuentros sexuales en su despacho con mujeres que a cambio se beneficiaban de empleos jugosos, con arreglo a la ya conocida secuencia de contratar a la persona a dedo o someterla a pruebas trucadas, para, posteriormente, dejar transcurrir dos años sin proceder al fin de obra o a la baja regulada por ley de la contratada, que, de manera voluntaria, accedía al intercambio carnal que se denominó empleo por sexo. 

La operación se realizó de acuerdo con la policía municipal, que mantenía un grave contencioso con el alcalde, dictador donde los haya, como era bien conocido, un hombre para el guiness, al tratarse del primer regidor que se enfrentó a todo el cuerpo policial de la población bajo su mando.