martes, 16 de mayo de 2017

Embarrancada del Costa Concordia un crucero a toda costa (03/11)

Luis Jar Torres
Traducción MLFA-CMM


El primer día de su sempiterno crucero semanal, el “Concordia” pasaba unas 5 millas al NE de la isla de Giglio, donde el ahora jubilado capitán Palombo residía por temporadas. En los últimos cuatro años el buque había dado tres “pasadas” a corta distancia de su puerto, según Palombo siempre en época estival, a unos 5 nudos y con conocimiento de autoridades y armadores. La última había sido en agosto de 2011, con motivo de las fiestas patronales y gracias a la mediación de Palombo entre el alcalde y su antigua naviera; entonces, el “Concordia” había pasado a unas 0,13 millas del escollo de Le Scole (junto al puerto), en sondas de unos 100 metros. Ninguna de las tres se había hecho bajo el mando de Schettino, pero a primeros de enero de 2012 un maître del “Concordia” natural de Giglio rogó al capitán que diera otra pasada, y ésta se planificó para el día 13, esta vez “por libre”: ahora también Schettino podría presumir de “rasca-piedras”. (*)

Sin entrar a juzgar la conveniencia de pasar con un crucero de 290 metros de eslora a poco más de 200 de un escollo para entretener al pasaje, hacerlo en invierno, de noche y frente a una isla medio desierta es un riesgo sin beneficio. Pero, por estúpido que parezca, conviene recordar que (al menos en mi época) nuestra Armada tenía sus propios Giglios, y que en 1932 perdimos otro “crucero” (éste con cañones) en un bajo no cartografiado situado justamente a 0,12 millas de los escollos de Cabo Finisterre.

A las 1918 horas del 13 de enero, el “Concordia” inició un nuevo crucero zarpando de Civitavecchia con destino a Savona, el último antes de que, tras cuatro meses de campaña, Schettino desembarcara de vacaciones. Entre sus 3.206 pasajeros se encontraba la moldava Domnica Cemortan: los lectores recordarán que la estancia a bordo de esta chica, su relación con el capitán y su posible influencia en el accidente hicieron correr ríos de tinta (rosa). Para no contaminar este digno blog con cotilleos, nos ceñiremos a la declaración de Domnica constatando que había embarcado aquella tarde con billete de pasaje, que había trabajado como intérprete en el “Concordia” hasta el 29 de diciembre, que "mi contrato de trabajo no me ha sido renovado todavía, lo harán en este mes" y que, preguntada dónde había dejado exactamente "su maleta", y si lo había hecho "en la cabina del capitán Schettino", respondió: que lo hizo "para dar un paseo por el barco". 

Hacia las 2115 Domnica se acercó a la mesa donde el capitán terminaba de cenar (con agua) en compañía del sobrecargo Giampedroni, y sólo pudo tomar un postre antes de que Schettino la invitara a acompañarle para ver el panorama de Isola de Giglio desde el puente; a las 2135 ambos llegaron al puente, donde ya esperaba el maître de Giglio y, al poco, llegó Giampedroni. Domnica permaneció al fondo y junto a la puerta porque, en sus propias palabras, "no encontraba interesante la situación y además tenía hambre"; quería irse, pero el capitán "insistió en que se quedara".

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Antecedente de la embarrancada del 'Costa Concordia'. 'Ciudad de Sevilla' en Punta des Grells. Frente a Miravent.

(*) Este tipo de capitán 'rasca piedras' existía en Trasmediterránea; no vamos a citar nombres en atención a sus familias; ellos ya no existen, sus áreas de actuación habituales eran los bajíos de 'Punta Carnero', los 'Freus' de Ibiza y la 'Punta des Grells' (Enfrente del palacio de Marivent), donde embarrancó el entonces buque insignia 'Ciudad de Sevilla', uno de cuyos oficiales, una rata de la profesión, fue nombrado 'Capitán Inspector' por 'mentir' (a favor de la compañía) en sede judicial. Y es que como dice el autor, hay mucho 'hombrecillo' escondido bajo un uniforme blanco impoluto que sirve para alimentar 'egos' y llevar(se) al catre una considerable cantidad de pasajeras de todas las edades y condiciones. Otro capitán de esta compañía provocó una interpelación en el mismísimo Congreso de los Diputados por 'recomendar' a las azafatas que fueran 'complacientes' con determinados pasajeros, hablaremos de ello en nuestro blog. Los años del 'felipismo' también forman parte de nuestra historia más 'negra', recuerden al ministro Solchaga, que viajaba 'gratis total' en Trasmediterránea e Iberia y alardeaba de ello. (Capitán MLFA)