miércoles, 24 de mayo de 2017

La Saga de La Encomienda (166)

MLFA
(RPI – Prohibida su reproducción)

Típico 'Bar-Restaurante-Hostal' de carretera de la planicie manchega. (Foto de 'Trip Advisor')

Este hombre, casado con la Anita por el sistema de designación familiar, aprovechado para el negocio recién celebrados los esponsales; no era capaz de captar el más mínimo detalle de la agitada vida que llevaba su esposa – quizás no le importaba – pero – él mismo lo decía – el hostal se mantenía gracias a su desmedido y encomiable control. Su información sobre las características físicas – el hombre no disponía de cámaras – de dos jóvenes en actitud curiosa y paseo detenido por el local, que habían visitado el hostal una semana antes del luctuoso suceso, puso a la Guardia Civil en la buena dirección. Un mes después eran detenidos en un piso de Jaén los dos asesinos por agentes de la Brigada de Homicidios de la Policía Nacional, en colaboración con la Comisaría General de Policía Científica, que aportó pruebas decisivas, al haber sido violada la mujer y cotejado su ADN con el de aquellos malhechores.

La Encomienda tenía los inconvenientes que se corresponden con una situación geográfica envidiable, al tiempo que encrucijada de caminos, en el centro de una rosa de los vientos, que no disfrutaba de las ventajas que, en otro lugar de España, habrían sido aprovechadas, como no podía ser de otra manera. Por el contrario, sin empresas y habiendo hecho ya cesión de sus propiedades agrícolas, por la venta a vecinos más laboriosos de otros pueblos; se conformaba con hacer de isla que venía siendo atacada por corsarios de la delincuencia común, amén de políticos interesados, de izquierdas – decían ellos, mientras manipulaban a los vecinos – y estaban por llegar los verdaderos cuatreros, el equipo que se haría cargo del PP local, regido por indocumentados y fácil de comprar; mientras tanto, la inseguridad, junto a la deficiente preparación y dedicación del profesorado, eran considerados por algunos vecinos como las causas del fallido de un pueblo, que estaba dotado de las mejores infraestructuras viarias e industriales que se conocía en la provincia. 

La formación profesional era inexistente, lo cual suponía un problema serio para la implantación de empresas, que no dispondrían de mano de obra especializada, ya que los pocos jóvenes formados se habían decidido – a la fuerza ahorcan – por la emigración, bien a otras comunidades autónomas, o a países lejanos, con el consiguiente quebranto para las familias; que no entendían qué había fallado en décadas pasadas, y se preguntaban en qué se había empleado su voto, sin reconocer la parte alícuota de la responsabilidad que les correspondía como ciudadanos. 

Empezaba a ser un secreto a voces que los responsables de semejante parón y consiguiente ausencia de futuro para sus hijos eran los gobernantes socialistas, tanto del pueblo como de la provincia y región. Ciudad Real era la provincia más deprimida de toda España, y eso a pesar de ser la sede de Órdenes Militares, o quizás debido a ello. Atrasada dentro de la propia región y del país, no superaba los mínimos de los parámetros sociales y económicos, y llegaría, al inicio de la nueva década, al 31% de desempleo y 35% de índice de pobreza, todo un éxito de José Bono y José Mª Barreda, artífices del hundimiento. 

Hay que marchar de aquí, dicen los más críticos, que nos recuerdan a los okis de aquella Oklahoma de las Uvas de la Ira, que supo remontar la crisis tan terrible que padeció en 1930; hoy es la tercera economía USA, como recordarán nuestros lectores, y su sector punta es – curiosamente – el de I+D+I, que serviría, a no dudar, de motor de desarrollo y crecimiento en esta vasta área del Sudoeste Español, la misma situación geográfica de Oklahoma y California en los EEUU de América.

Al mismo tiempo que un reducido grupo de presión, al frente del cual cabalgaba un importante constructor de La Encomienda, trataba de hacerse con el control del Partido Popular local, objetivo a cumplir a lo largo del año 2009, de cara a las elecciones municipales de 2011, las fuerzas y cuerpos de seguridad, Guardia Civil y Policía Nacional, llevaban a cabo un amplio dispositivo de seguimiento de una red internacional de tráfico de cocaína cuyo epicentro podía encontrarse en la comarca de La Encomienda. 

Los primeros envíos de coca llegaron desde Tánger, utilizando dos vehículos, en el primero de ellos, que actuaba de piloto, viajaba, teléfono móvil en mano, el colombiano aquel de La Solana que hizo de introductor de embajadores al abogado y al concejal del PP de La Encomienda, en la ciudad marroquí de Tánger, y la entrega se realizó con puntualidad y sin riesgo alguno, estos dos profesionales, reconocidos en el pueblo, organizaban el reparto con inmediatez, apoyados por un docente que ocupaba cargos de dirección en una red de colegios privados de la zona; se trataba de personas de reconocido prestigio en la localidad, algunos vinculados antaño a los medios de comunicación de la Iglesia.