MLFA
(RPI – Prohibida su reproducción)
Algunos regidores, entre ellos el de La Encomienda, continuaban poniendo dificultades a los poquísimos empresarios que se decidían a instalar sus empresas en nuestros secarrales, que no se verían convertidos en oasis de desarrollo económico y de progreso social; ello formaba parte de una política global, decidida en Ferraz, Sevilla, Badajoz y Toledo, mediante la cual las tres comunidades del sur y oeste de España seguirían siendo páramos en cuanto a la industria se refiere; algunos habían soñado con una California a la española, que, además de industria turística, ofertara, al resto de España y países de nuestro entorno, terrenos y equipamientos de fibra óptica, amen de la complementaria correspondiente, dedicados a empresas de tecnología punta e innovación; poniendo en marcha el Plan Nacional de I+D+I y afectándolo a estas tres comunidades. En España llevamos años hablando del famoso I+D+I, (Investigación, Desarrollo e Innovación), pero se avanza poco, por falta de recursos y de voluntad, que no de cerebros.
Otra opción barajada por estos popes del socialismo rampante, nuevos señoritos, clase media alta en su mayoría, por sus salarios desproporcionados e injustificados, fue la de promocionar el turismo en Castilla La Mancha y Extremadura; lo de siempre: el minifundio cinegético; no solo no lo consiguieron, sino que, a lo largo de la década del 2000, cerrarán establecimientos hoteleros de relumbrón, incluidos Paradores de Turismo, debido a que las propias fincas de caza fueron dotadas de servicios de restauración y pernocta, incluidos espectáculos lúdicos para cazadores franceses y belgas, que le hacían a todo tipo de piezas.
Al final de década se pondrá sobre la mesa el cierre de Paradores, ya que los grandes automóviles TT solo paraban a repostar y, ya de paso, disfrutar de un café de calidad. En esta zona se sufría un engaño escandaloso, aprovechando la burbuja que mantenía la economía, bien que sobre hilvanes, como se comprobaría a partir del año 2008, una vez producido el estallido de la misma y comprobado que no se había creado nada; estaban siendo años de humo: trabajo eventual y recortes en la prestación de desempleo. La deuda soberana crecía de forma exponencial.
El socialismo se mantenía con muy buena salud allí donde la industrialización era incipiente, y lo más importante, en áreas subsidiadas; las prestaciones de desempleo, las ayudas a partir de determinada edad y todo tipo de gabelas, los PER de Andalucía y Extremadura y los Planes de Empleo de la Nada, especialidad de los Bono y Barreda, eran el complemento ideal para una economía sumergida, en la que el empresario, libre de cargas sociales, apretaba a los negros, sabedor de que percibían unos cientos de euros de las diferentes Administraciones. Pronto acudirían a votar los inmigrantes, colectivo mimado por los socialistas; entiéndase bien el mimo que solo hacía referencia a empleos marginales; del tipo de subsaharianos, conocidos como negritos, especializados en alcantarillas, o aún peor, escobas para magrebíes en perimetral de las poblaciones, para que no fueran demasiado visibles por parados autóctonos.
En cuanto a integración social rien de rien, realmente se les considera en estas tierras verdaderos excluidos sociales, algo que tarde o temprano se terminará pagando por estos pagos ya que el desprecio resulta ya sonrojante, como poco. La siguiente generación de magrebíes y rumanos no vendrá en complacencias como sus progenitores; existe un déficit de acogimiento e integración que no se corresponde con un país como España que utilizó la vía de la emigración como solución a la penuria que, de siempre, hemos arrostrado los españoles. Y hay que insistir en que son estos campeones de la libertad, gobernantes por décadas, quienes se llenan la boca con expresiones referidas a la libertad e igualdad. Desgraciadas estas líneas manuscritas, por premonitorias, ya que se acercaba la gran venganza, y sería protagonizada por terroristas de Marruecos.
En cuanto a integración social rien de rien, realmente se les considera en estas tierras verdaderos excluidos sociales, algo que tarde o temprano se terminará pagando por estos pagos ya que el desprecio resulta ya sonrojante, como poco. La siguiente generación de magrebíes y rumanos no vendrá en complacencias como sus progenitores; existe un déficit de acogimiento e integración que no se corresponde con un país como España que utilizó la vía de la emigración como solución a la penuria que, de siempre, hemos arrostrado los españoles. Y hay que insistir en que son estos campeones de la libertad, gobernantes por décadas, quienes se llenan la boca con expresiones referidas a la libertad e igualdad. Desgraciadas estas líneas manuscritas, por premonitorias, ya que se acercaba la gran venganza, y sería protagonizada por terroristas de Marruecos.
En el recuerdo; la matanza de Atocha, la víspera de las elecciones del año 2004; el caldo de cultivo lo habíamos cocinado los españoles, los detonadores se los debemos al gobierno del PP, aquel presidente ufano y despeinado que sonreía a cámara entre los grandes, uno de ellos socialista, por cierto. La gestión del atentado se llevó a cabo a beneficio de inventario y los del PSOE, especialistas en agip prop, expulsaron al PP del Gobierno, con los votos de los civitates que rechazaron ser engañados como meros súbditos. España retornaba al socialismo, envuelta en la desolación y el llanto de tantas familias, españolas y de otras nacionalidades.
El balance de ocho años de gobierno de la derecha está sin cuantificar, lo haremos en años venideros y comprobaremos horrorizados que la madre de todas las corrupciones se había gestado en ese período; faltaba tiempo para que el pueblo español se enterara de que había sido gobernado por sátrapas de los dos grandes partidos, y alumbrara una nueva política, diez años después; los del PP necesitaban hacer caja desde la oposición y contaron con la ayuda de empresarios.
El balance de ocho años de gobierno de la derecha está sin cuantificar, lo haremos en años venideros y comprobaremos horrorizados que la madre de todas las corrupciones se había gestado en ese período; faltaba tiempo para que el pueblo español se enterara de que había sido gobernado por sátrapas de los dos grandes partidos, y alumbrara una nueva política, diez años después; los del PP necesitaban hacer caja desde la oposición y contaron con la ayuda de empresarios.