Cristina Fuentes
APDHA
Fotografía muy adecuada en este día; parece que entre policías sí existe igualdad de género. (Foto Montero de 'PPE') |
Desde la perspectiva marroquí, la entrada de mercancías de Ceuta a su
territorio tiene consecuencias negativas para el dinamismo empresarial
marroquí. Este hecho, de manera indudable, daña su economía doméstica al frenar
el consumo de productos nacionales. Por lo cual, si parar esta actividad
tendría interés económico, ¿por qué no se hace? La Cámara de Comercio Americana
de Casablanca señala que del comercio atípico viven directamente 45.000
personas, de las cuales el 75% son mujeres, e indirectamente otras 400.000
personas. A lo que hay que añadirle unos 90 millones de euros anuales a través
del soborno a policías según cifra el Seminario Independiente marroquí Al Ayam.
Es decir, que dejar sin sustento económico a toda la red que vive de la
frontera en el contexto de fuerte desempleo en la diluya de Tetuán tendría unas
consecuencias sociales para Marruecos de protestas sociales que, sin duda
alguna, dañarían la imagen de estabilidad que proyecta en la comunidad
internacional el reino alauita.
Desde el punto de vista ceutí, aunque las grandes retenciones en la
frontera del Tarajal en el acceso a la Ciudad Autónoma frenan el turismo
económico marroquí y proyectan una mala imagen de la ciudad, es preciso señalar
que el comercio informal o ‘atípico’ representa el 70% de la actividad
económica de Ceuta (Ferrer-Gallardo, 2008). Tanto es así que en los
presupuestos del 2015, el 25,7% de los ingresos de la ciudad proceden del IPSI
a las importaciones. Siguiendo en clave económica, según Marín (2010) el 46% de
las importaciones de Ceuta se convierten en exportaciones a Marruecos, lo que
equivaldría a 405.285.933 € anuales.