David R. Vidal
CNI
El ‘Frontex’ se fundó en 2004 aunque no operativo hasta el año 2006. Su
creación supuso trasladar los problemas migratorios de cada país a toda la
Unión Europea, más musculosa en su conjunto. Muchos activistas han cuestionado
su cometido, acusándoles de ser una organización “semiclandestinas” encargada
de realizar el “trabajo sucio” y de ser “el brazo armado” de la “guerra contra
la inmigración”.
La solución vino de mano de la antigua técnica del palo y la zanahoria.
Entre los palos teníamos al ‘Frontex’ (Agencia Europea para la Gestión de la
Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores), que con técnicas y medios
‘casi’ militares impuso al sur de Senegal.
En cierta medida, su diseño permite que cada país mantenga una imagen
pulcra de cara a la opinión pública, puesto que les es fácil distanciarse de un
ente aparentemente ajeno y supranacional como el ‘Frontex’, que es quien lleva
la lucha contra la inmigración ilegal y decide las operaciones de control
fronterizo. Pero, si a alguien se le va la mano, el ‘Frontex’ deriva a su vez
responsabilidades, ya que en realidad es una agencia de coordinación y los
medios que emplea son, en su mayor parte, cedidos por cada uno de los estados,
donde cada agente estará “sujeto a las medidas disciplinarias de su estado
miembro de procedencia”.
Consideraciones políticas al margen, de lo que no cabe duda es de que
‘Frontex’ ha demostrado ser una institución necesaria y sobre todo eficaz en la
política europea de vigilancia, restricción y control de fronteras.