viernes, 15 de enero de 2021

Inmersión en las Redes Sociales: mi experiencia en Facebook 2020


En septiembre se producía la segunda oleada infecto-contagiosa del coronavirus 'SARS-COV-2' y se repetía la presión sobre el sistema sanitario, con una especial afectación a los centros hospitalarios de todo el país; debido a la situación, fue demorada sine die mi intervención oftalmológica, vitectromía de retina, cuando ya había comenzado el proceso preoperatorio. El oftalmólogo me recomendó que dedicara menos tiempo a la pantalla del ordenador, la concentración perjudicaba mi visión. Fue entonces cuando decidí sumergirme en las Redes Sociales (sería más acertado, en mi opinión, denominarlas Redes Empresariales), al tratarse de un fabuloso negocio basado en el narcisismo de la plebe, fuerza incontenible, que produce beneficios incalculables. Como dice Sarah Frier, en su libro sobre la red 'Instagram', el capitalismo utiliza el 'ego' de los ciudadanos para forrarse (así, de manera literal). Nunca sentí interés por las Redes Sociales; para mi incursión en ellas elegí Fecebook, me introduje en ella con cámara oculta e impedimenta de espía a finales del pasado mes de octubre y me identifiqué 24 horas antes de causar baja, pasadas las fiestas navideñas. Mi agradecimiento a Montse, Nina, Xavier, Cora, Garbiñe, EH Bildu, Dolors, Mayte, ERC y 'Junts per Cat', amen de los otros (al estilo Amenabar), tantos, que resultaría prolijo enumerar.

A lo largo de esos dos meses, de intensa actividad por mi parte, sin concentración visual, como había recomendado el oftalmólogo, pude constatar que Facebook es una 'hoguera de vanidades' a lo cutre. Gramaticalmente es el mayor insulto que hemos conocido a lo largo de la historia de la escritura; y aprovecho que refiero 'insulto', para expresar mi convicción de que nunca había conocido tal capacidad para insultar a los semejantes; ya sea el rey Borbón y su patulea de familiares, el presidente del Gobierno, la gente de 'Podemos', y todo tipo de personajes propios del país. Insultos soeces, astracanadas y deposiciones mal olientes, consentidas por los rectores de Facebook, conscientes de que tamaño desatino generalizado 'beneficia' a los agredidos por medio del insulto. Los ciudadanos centrados, que son mayoría, bien que silenciosa, repudian esa clase de insulto descarnado y por ende reiterativo (todos los putos días, a todas las putas horas).


Mientras pisoteas ese cenagal de mierda y materiales en putrefacción, Facebook te bombardea con las denominadas 'solicitudes de amistad'. Vayamos a por las cifras: a lo largo de seis semanas logré reunir 300 'amigos' perfectamente seleccionados y 200 'seguidores' que no podía controlar, como es obvio; rechacé unas 600 ó 700 solicitudes, la mitad de las cuales procedían de putas y maricas depravados, estos incluían vídeos quasipornográficos y flaco favor hacían al colectivo homosexual. Protegía mi vista (Facebook es fácil de manejar y no requiere cláusulas de estilo literario) pero no así mis dedos; darle a 'eliminar' tantas veces resultaba cansino, amen de redundante.

En Facebook existen los 'Observadores independientes' que nadie conoce

Esa permisividad en cuanto a insultos y expresiones soeces, sin ignorar las faltas, por no decir 'delitos' contra la ortografía, permite a los propietarios de esta red 'alardear' de ser los defensores de la libertad de expresión; nada más lejos de la realidad, las Redes Sociales constituyen la maquinaria más perfeccionada, diría que jamás soñada, para manipular a la ciudadanía, utilizando, como hemos dicho repetidas veces, su propio 'ego' y su sentimiento 'cutre' de la vida, producto de su ignorancia, en fase ascendente, si calibramos la 'idiocia' del 60% de nuestros jóvenes, que han recuperado aquella expresión tan funesta de los 'tontos de baba', de ahí que los informáticos recomienden utilizar 'protectores' de pantalla en los dispositivos, por las salpicaduras de 'baba'.

Los llamados 'Observadores Independientes' dependen (algo contradictorio en sí mismo) de la dirección de Facebook; es gente que no 'observa' nada, de hecho utilizan máquinas para llevar a cabo sus sanciones (que el usuario de la red llama 'castigo' y lo acepta sin rechistar, como en el colegio). Veamos como se lleva a cabo el procedimiento contra los autores de publicaciones críticas con el 'sistema' imperante y dominante en Facebook; determinados grupos contratan cientos, incluso miles, de 'falsos' usuarios; fijado el objetivo a abatir, ordenan a sus falsos usuarios que reporten todo tipo de quejas sobre una publicación; con argumentos falaces: que si es 'fake new', que si es 'ofensiva', cualquier acusación es buena para Facebook (al tratarse de cientos o miles de usuarios).

Facebook sabe que se trata de falsos usuarios; pero no le importa y 'castiga' al objetivo

Resumiendo; ha resultado ser una experiencia interesante, nunca había utilizado las Redes Sociales, al tiempo que absolutamente negativa; Facebook es un lodazal en el que chapotean millones de 'narcisistas cutres' (nada sofisticados) cómplices de una de las mayores manipulaciones de la ciudadanía global. Facebook alcanzó el techo más alto al que podía aspirar; a partir de ahí, comienza la cuesta abajo y trata de mantenerse en el 'candelabro' (que diría la famosa aquella); para ello ha comprado el nuevo Facebook, se llama Instagram, como todo el mundo sabe, más de lo mismo, el cultivo del 'ego' de miríadas de paletos de la aldea global.


El joven inteligente y pretencioso también es propietario de Whatsapp; estos días asistimos a una ceremonia de la confusión; parece ser que aspira a interaccionar las tres redes: Facebook, Instagram y Whatsapp, en el sentido de extrapolar los datos personales y profesionales de los usuarios de las tres redes. Como es obvio, he causado baja en Facebook y cuando pueda evadirme de compromisos causaré baja en Whatsapp; la experiencia, como todas las experiencias iontelectuales, ha merecido la pena, espero, eso sí, librarme del hedor que impregna mis dedos; todavía sucios por culpa de Facebook.

Obligado a permanecer en Whatsapp por el macroproceso lo utilizo mínimamente