Pablo Elorduy
Gladys Martínez
Saskia Sassen |
E/M – Las críticas al Acuerdo de París sobre cambio climático, y más allá de las críticas, las dificultades puestas para su cumplimiento, muestran un panorama inquietante. ¿Cómo cree que debe orientarse esa transición?
Sassen – El cambio climático es un gran tema, y lo he estado trabajando desde un ángulo bastante específico: creo que es crucial ir mucho más allá de las políticas. Para mí, el desafío se centra en cómo movilizar las capacidades de la biosfera. Esto significa trabajar con biólogos interesados en el tema, con expertos, etc. Francamente, la política nos va a ayudar un poco, pero no es para nada suficiente.
Hace poco escribí un artículo en el que argumento que cada edificio tiene que trabajar sobre la base de que casa edificio es una oportunidad para cada edificio sea una oportunidad, un vehículo para trabajar con la biosfera usando elementos apropiados, incluidos los biológicos.
Cada localidad tiene que movilizarse, hacer su proyecto, y esos esfuerzos pueden generar solidaridades transversales. Esto falta en el norte. Creo que en América Latina se ve más, pero en el norte el grado de alineación es inmenso, es muy trágico. Hay una marcada expulsión de las clases medias modestas y de las clases trabajadoras del espacio de vida en las grandes ciudades. Un proyecto con el que buscamos encajar esto, es el que llamamos ‘The Quito Papers’, que lanzamos en Quito en el congreso ‘Hábitat 3’.
E/M - ¿Es posible organizar esas propuestas de futuro sin un planteamiento global sobre la distribución de la renta y el tema de la desigualdad?
Sassen – Ambos vectores importan – distribución de la renta y el tema de la desigualdad – pero me parece que el desafío no es cómo se formulan estas dos propuestas con las que todos los que somos críticos podemos estar de acuerdo. El desafío es cómo construir los muchos y diversos puentes, por así decir, que nos puedan llevar a ese futuro. Y vamos a tener que construirlos, eso no cae del cielo.
Tratados de Libre Comercio que nos son impuestos y destruyen nuestras capacidades. |
En términos retóricos me gusta decir: ¿realmente necesitamos una multinacional para tomar una taza de café en el barrio? Estoy pensando en todas las franquicias y en cómo cada uno extrae parte de la capacidad de consumir de un vecindario y se lo lleva a sus sedes.
Derribar el sistema financiero y las grandes corporaciones no es fácil, es mejor que se autodestruyan. La batalla está en todo lo demás: traer vida económica y política a cada barrio, desarrollar redes digitales de apoyo, desarrollar mecanismos para generar solidaridades. Estoy pensando en barrios de Nueva York donde los desfavorecidos no tienen mucha solidaridad entre ellos. Esos vectores de solidaridad hay que construirlos.