martes, 11 de julio de 2017

'Oligarquía financiera y poder político en España'- Los Pujol (010)

Manuel Puerto Ducet

Familia Pujol Ferrusola; saquearon Cataluña 'amparados' por PSOE y PP. (Foto 'El Mundo')

Capítulo 3

Inmersión en la banca de negocios

Banca frente a política

Experimento la sensación de haber ido atravesando distintas encrucijadas a lo largo de mi etapa académica y profesional en un marco cronológico de transformación socioeconómica, en el que, en mi caso, adquiere mayor protagonismo el mundo de las finanzas; un mundo que en España es un pañuelo y que lo era mucho más cuando desembarqué en él hace cuarenta años. Tras mi viaje de bodas y previo paso por el correspondiente headhunter, la casualidad me llevó a ocupar el puesto de director de gestión patrimonial de DACSA, la sociedad de inversión y gestión de patrimonios del Grupo Banca Catalana. Tuve la oportunidad de trabajar a la sombra del único banquero atípico que se ha cruzado en mi camino: Jordi Pujol i Soley. A diferencia de sus colegas, anteponía la construcción de Cataluña y el respaldo a su tejido industrial al beneficio a corto plazo. Reconozco que su figura me impactó, no solo porque sometido al cerco del franquismo lograra salir airoso de tan desigual lucha, sino porque consiguió que los resultados de una entidad acosada y bajo sospecha fueran en aquellos años más que satisfactorios. 
Por un momento pensé que era posible conjugar banca con ideales, pero no tardé en comprobar que se trataba tan solo de la excepción que confirmaba la regla. Banca Catalana no era un banco al uso, era la locomotora económica del catalanismo y uno de los escasos atajos financieros en Cataluña, exentos de servidumbres al Régimen. Hoy han sido puestas en valor las capacidades negociadoras y el posibilismo de Pujol durante sus más de dos décadas al frente de la Generalitat de Catalunya, pero pudo beneficiarse de un entrenamiento intensivo y exigente en un medio totalmente hostil. Acumula el mérito de haber lidiado con un régimen político, que mostraba por el nacionalismo catalán la misma consideración que por rojos, judíos y masones.

A finales de 1974, abandoné el grupo de Banca Catalana, aunque seguí manteniendo un estrecho contacto con mis antiguos compañeros de profesión, con los que coincidía habitualmente como miembro del Instituto de Analistas de Inversiones. Jordi Pujol, por su parte, dejó la presidencia en 1977 para dedicarse en cuerpo y alma a la política. Desde mi nuevo puesto de trabajo, seguí con sumo interés la evolución financiera del grupo de Banca Catalana. La profunda crisis industrial se empezaba a reflejar en las participaciones industriales de la matriz y en los resultados de su filial Banco Industrial de Cataluña, pero esta situación no se diferenciaba en absoluto de la de Urquijo, Bankunión y resto de bancos industriales, que acabarían siendo igualmente borrados del mapa, sin que nadie manifestara un especial interés en procesar a sus presidentes. El mayor pecado de Banca Catalana — aparte de haber apostado con excesiva nostalgia por un tejido industrial catalán en crisis— fue un crecimiento excesivamente rápido, que colisionó frontalmente con una severa y siempre inesperada crisis financiera. 

Banca Catalana fue intervenida en 1982, mientras que en el BBV se frotaba las manos el hoy indultado Alfredo Sáenz, a la espera del regalo que Felipe González iba a poner en sus manos, al precio de una peseta por acción y que poco más tarde sería correspondido con el apoyo de la entidad vasca a la reconversión industrial española. Si en la actualidad obligaran a bancos y cajas a valorar su patrimonio inmobiliario e industrial a precios de mercado, el 75% de los mismos deberían ser intervenidos de inmediato y habría que revitalizar con carácter de urgencia el Fondo de Garantía de Depósitos. ¿Va Rajoy a atreverse —tal como ha anunciado— a coger el toro por los cuernos? ¿O se limitará a la tradicional y socorrida operación de maquillaje? Por si acaso el anuncio va en serio, los grandes bancos ya están creando sociedades paralelas en las que aparcar sus inmuebles (Altimira. Aliseda, Anida etc.), logrando con ello que ponderen al 100% en los activos de riesgo.