martes, 11 de abril de 2017

Turismo nacional como factor desencadenante de desmembración

Kontuz 
"Revuelta" de jubilados del Imserso en Canarias. (Diario Más)

El turismo nacional, también llamado turismo ‘interior’, se ha convertido en un factor que determina el inicio de la desmembración del Estado y abre el camino hacia la comprensión (y posterior admisión) de lo ‘plurinacional’ (excluyente, no cohesionador), en lo que respecta a la composición moderna del Estado español, con las graves consecuencias que ello acarreará en el medio plazo. Investigamos entre los ciudadanos españoles de menor poder adquisitivo y esto es lo que hemos encontrado. Existen dos formas de recorrer España haciendo 'turismo' sin realizar grandes dispendios económicos: la primera de ella se realiza a través del ‘Imserso’, mejor dicho de los diferentes ‘Imsersos’ financiados por las Comunidades Autónomas; la segunda por medio de agencias de viaje ‘artesanales’ o de chichinabo que existen en todos los pueblos de más de 6.000 habitantes, la mayoría de las cuales son ‘piratas’ y no están sometidas a ningún control. 

Unas mujeres más o menos espabiladas contratan un autobús al propietario de varios autobuses del pueblo o comarca, imprimen unos panfletos publicitarios (hoy en día lo hacen con el ordenador e impresora en color de una sobrina que estudia Magisterio en la capital y vuelve a casa los viernes) y unos tickets (normalmente a bolígrafo). Ese es el coste de la operación turística. Una de esas ‘mujerucas’ (que diría el parlanchín Revilla) viajará (sin pagar y con su marido o pareja de hecho, si le place) en el asiento contiguo al del conductor, en calidad de guía del grupo turístico. Durante el viaje se realizan ‘rifas’ de productos ‘incomestibles’ o de ‘baratijas’ que hasta los chinos rechazarían en su tienda (suelen proceder de mercadillos). 

Comprobamos que los destinos habituales son: Galicia, País Vasco, Cataluña y Valencia 

"Revuelta" de jubilados del Imserso en Málaga. (Diario Sur)

Curiosamente rechazan Andalucía; aunque existe la duda cerca de la posibilidad de que sea Andalucía la que les rechace a ellos, debido a una mayor querencia o ‘derrote’ de los andaluces hacia el turismo supranacional; aunque se ven obligados a admitir a los ‘nacionales’ que son propietarios de segunda residencia en aquella tierra (muchísimos vascos, ningún catalán), así como a familiares que se vieron obligados a ‘emigrar’ a otras regiones de España y vuelven al pueblo a enseñar sus ‘nuevos’ coches (normalmente de 'kilómetro 76.345', pero nadie lo sabe, y el que se entera, normalmente, oculta la verdad sobre el coche de segunda mano (reluciente matrícula 'G') del cuñado. Este último es un turismo ‘barato-barato’, sólo se paga el gasoil del vehículo, tanto de ida como de vuelta; la manutención les sale gratis total. 

 ‘Llegados’ a destino comprueban que se trata de ‘otra’ España y se ‘habla’ otra lengua 

Deben procurar, les alecciona la ‘mujeruca-guía’, no caer enfermos ni ser robados (ya les roba la guía con sus rifas de embutido húmedo), ya que se enfrentarían a problemas similares a los de cualquier país extranjero. Los funcionarios, aunque hablan español, les darán pocas facilidades a la hora de rellenar ‘impresos’ en euskera, catalán, gallego y valenciano (en Asturias hace furor el ‘bable’ de los antiguos bárbaros astur-leoneses, y en Cantabria la ‘parla’ cantarina de los antiguos cantabrones). Estudio aparte merece el turismo canario o ‘canarión’, allí los aborígenes odian al ‘godo’ (español) y lamen las posaderas de los ‘europeos’ que les visitan, aunque entre ellos estén los atracadores del tren de Glasgow y gran parte de violadores y homicidas del Reino Unido (que nunca fueron capturados). 

Sus rictus faciales les delatan en el viaje de vuelta de Castellón. (Leo Noticias)

Todos estos turistas ‘nacionales’ (extranjeros en esas regiones citadas) se cuidarán muy mucho de ‘criticar’ su experiencia ‘tan’ negativa y frustrante: otras lenguas, distintas costumbres, el timo de la rifa de la ‘hijaputa’ de la guía del autobús y del borde de su marido, los catres del hotel (más propios de polideportivos en ciudades que han sufrido un terremoto), la porquería de comida, (sobredosis de aceite de palma), qué decir del vino (menos mal que existe ‘la casera’) y de los ‘extras’ que, aunque son ‘opcionales’, deben asumirse para que los ‘otros’ (que en estos casos recuerdan a Amenábar) no les miren por encima del hombro, como tildándoles de 'pobretones'

A su vuelta comentarán la maravilla de Barcelona (si no fuera por los catalanes) 

Conscientes de que han sido menospreciados en su propio país y de retrueque conscientes de que ya no es ‘su propio país’, y conscientes (por tercera vez) de que se impone una realidad que pasa por la ‘fractura’ de España por elementos diferenciadores que acaban de constatar y que las televisiones no les cuentan. 

No es necesario pasar por la universidad para evaluar la calidad de los ‘desprecios’ 

Eso sí, a la parienta: ¡En la puta vida vuelvo a Valencia! 

PS – El viernes me comentaron dos cajeras de Mercadona que iban de vacaciones a Punta Cana (República Dominicana); el año pasado estuvieron en Cancún (México). 

Expreso mi solidaridad hacia los españoles (que no me leerán, al no tener Internet) que no pudieron estudiar por haber tenido que ponerse a trabajar a los once años (en mi pueblo a esa edad conducían tractores con remolque) y que ya están dispuestos a aceptar la 'independencia' de Cataluña, País Vasco, Galicia y Valencia (ellos lo simplifican diciendo: ¡que vayan a tomar por culo!), y ya no digamos 'Canarias', que ellos devolverían a Marruecos o a Venezuela.