domingo, 23 de abril de 2017

Sant Jordi 1860, el batallón de voluntarios catalanes baja al moro

MLFA
"Memoria de Sangre"

Vapor 'Tenglo', gemelo del 'San Francisco de Borja', en la bahía de Algeciras.

Algeciras era el primer lugar realmente exótico que Gort había visto. La ciudad, que no era demasiado grande, se extendía alrededor del puerto, donde se agrupaban básicamente barcos de carga, veleros y algún vapor más moderno. Un lado daba a una bahía muy cerrada y en el otro había una roca inmensa, imponente, propiedad de los británicos: el peñón de Gibraltar. La roca, además de una gran bandera de Gran Bretaña, estaba protegida por cuatro vapores de guerra de Su Majestad la emperatriz Victoria que recordaban a los marineros y soldados españoles que se encontraban en Algeciras aquello de que cada uno en su casa y Dios, fuese católico o protestante, en la de todos.

La ciudad era distinta de todo lo que Gort había visto, algo normal, porque su experiencia se centraba en Reus, Tarragona y, ahora, en tres horas en Alicante y en la visión del puerto de Málaga desde el ‘San Francisco de Borja’, el vapor civil que los había conducido desde Barcelona hasta Algeciras. La ciudad vivía de lo que producía el puerto y de la proximidad con Gibraltar.

Algunos ingleses ricos se construían mansiones, en lo que hoy llamamos el ‘Campo de Gibraltar’, que les permitieran abandonar la estrechez de la vida en el peñón y, a menudo, ellos mismos controlaban los fletamentos de los barcos de carga que se detenían en Algeciras. Había unos cuantos edificios oficiales, pintados de un blanco descolorido y un montón de casas bajas donde vivían todos los que sacaban provecho del puerto. Y la gente, si Barcelona le había parecido cosmopolita, en Algeciras la mezcla de nacionalidades era aún más destacable, porque era un sitio mucho más pequeño. 

Había, obviamente, muchos andaluces, pero también muchos magrebíes, a los que los voluntarios catalanes miraban con especial curiosidad. Y franceses, y piamonteses, y portugueses, y napolitanos y hasta una legación del Imperio Austrohúngaro, compuesta por unos hombres bigotudos que se pasaban todo el día buscando pelea con los piamonteses y con los demás italianos.

¡Feliz diada de Sant Jordi 2017 a todos los catalanes!