MLFA
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| 5 millones de espectadores, ¿los conseguirá Bárcenas? (Foto 'Antena 3') |
Comenzaremos por hechos incuestionables, a fin de evitar cualquier viso de demagogia sobre el particular. El primero de ellos es de cajón; los españoles que, por fortuna, tienen un empleo (o dos en algunos casos), no pueden ver televisión entre las 09:00 y las 14:30 horas, tampoco en el tramo comprendido entre las 16:30 y las 20:30 horas, de lunes a viernes, tramo horario en el que las cadenas de TV ‘informan’ sobre acontecimientos que interesan (diríamos que tienen necesidad y hasta obligación de conocer) a los ciudadanos. Ergo; no reciben información directa (de la que más cala en mente y posteriores actitudes de la ciudadanía) acerca de precios de electricidad; precios de los alimentos, incluida la extraña crisis de frutas, verduras y hortalizas; sobre la grave corrupción generalizada de políticos y empresarios; tragedias sin resolver como la del JAK 42, entresijos y responsabilidades de accidentes aéreos y de algunos transportes públicos; desapariciones de jóvenes; operaciones contra la delincuencia organizada; avatares políticos; y la grave tragedia de la inmigración irregular, o de la inmigración regular, que se corresponde con los ‘refugiados’ políticos que huyen de la guerra y que viene contemplada y exigida por tratados internacionales que no están siendo respetados (pero no sólo por Donald Trump).
Su única fuente de información son los telediarios, de 30 minutos de duración
Sábados y domingos, con la mayoría del personal libre de ataduras laborales, las TV presentan una programación infumable compuesta de programas de baja calidad, (horteradas de mal gusto, en muchos casos), que incluyen películas repetidas año tras año y presentación de telediarios vacuos de contenido, mera repetición de lo ocurrido jueves y viernes. El sábado pasado, a las 21:00 horas, la ‘premier’ británica departía (de manera imprevista, no programada) con todos los medios de comunicación británicos acerca de las astracanadas de Trump, con quien se mantenía en contacto desde su despacho con un ‘sándwich’ en la mano.
En los telediarios las noticias se despachan en segundos y abarcan todo el mundo
Es fácil deducir que la mayoría de ellas no interesan a la ciudadanía (pongo por ejemplo un accidente de tráfico en China) y concluir que tratan de ‘hurtarnos’ información relevante (por didáctica) a los teleespectadores, que no ‘sintonizan’ a nivel mental, es decir, cognoscitivo, dicha información, por no resultarle de interés, amen de no comprenderla por la excesiva velocidad narrativa, que impide una correcta divulgación, y la excesiva ‘compresión’ (del verbo comprimir) de los contenidos. Mucho menos 'interiorizarla'. (Por supuesto, no es noticia el niño inmigrante que apareció ahogado el viernes en Barbate; quizás lo hubiera sido si ocurre en una playa de Manila).
Parodiando a Rajoy con Alsina podríamos preguntarnos: ¿Y Internet…?
Internet, esa prodigiosa fuente de información, está a nuestro alcance sin limitación (mejor diríamos ‘control’ y ‘manipulación’) horaria; pero todos sabemos que todavía es muy bajo el porcentaje de españoles que se maneja bien en la Red, o que no puede pagar las tarifas de enganche a la misma.
Tenemos los jubilados mejor ‘informados’ del planeta y las ‘marías’ más idiotizadas
PS – Los dos ‘ex’ grandes partidos y sus gobiernos (desde el nacional hasta los locales) son los responsables (al ser los ‘amos’ indirectos de las cadenas televisivas y de radio) de esta gran manipulación, que mantiene a millones de ciudadanos-súbditos en la ‘desinformación’ más absoluta y, por ende, en la 'ignorancia' más supina.
Del paro y las alternativas al mismo no hablan a ninguna hora, saben que los afectados están al otro lado de la pantalla, aburridos y hastiados al comprobar que no van a conseguir trabajo si son mayores de 40 años; o contratos basura de pocos días de duración si son jóvenes
Comentario-maldad hoy en Antena 3 LGM: "La Pantoja tuvo 5 millones de seguidores en el Hormiguero, tantos como los votantes de Podemos". Nos gustaría que aclararan la intención del comentario, al no haberlo entendido. O se lo pedimos al joven pepero Pablo Casado.
