sábado, 19 de mayo de 2018

Pablo Iglesias, Irene Montero y el dogma de la Santísima Trinidad

Desideratum 
Irene, procede del comunismo de 'IU', parece decirnos: ¡Es lo que hay! ¡Sí se puede! ¡Nosotros podemos!

Sinceramente, creo que la compra de esa “casa de campo”, según describe la propia pareja, ha sido un error garrafal, pero pediría un poco de paciencia para poder argumentarlo. Es más, diría que es un error trinitario pues superpone, como en el dogma de la Santísima Trinidad, varias manifestaciones del error en uno solo. Por un parte ha sido un error estratégico que permitirá, llegado el momento, argumentar; por parte de tus rivales políticos y de los voceras mediáticos más agresivos con la formación morada, o sea casi todos, que ahora eres casta.

Es también un error temporal, pues la precampaña para las elecciones del año que viene, lo queramos o no, ya han dado comienzo. En los próximos meses, más de media España sabrá perfectamente por sus enemigos dónde está ubicada esa casita adquirida, entre otros deseos, para acotar la privacidad a límites asumibles (según la pareja).

Pero la peor manifestación del fallo trinitario es el error simbólico. Creo que este es el peor de todos, pues los símbolos son extremadamente importantes en la percepción del ciudadano en el que, precisamente, pretendes incrementar tu caladero de votos. En ese universo de simbologías hay que recordar varios aspectos. Habría que revertir la absurda desproporción de propietarios de vivienda que presenta este país. Una desproporción que es de las mayores de Europa. Si aquellos que vinieron para cambiarla perpetúan, con su adquisición de propiedades, los vicios del viejo modelo, mal empezamos.

En estos detalles de 'casta' la formación morada se desangra

Podemos parece ser el único partido con la seria intención de cambiar las actuales estructuras con sabor a añejo y tufo a naftalina. Transformar la sociedad en otra más igualitaria y menos desprotegida con los menos favorecidos es el objetivo pero, en estos “detalles” de casta, la formación morada se desangra en una intención menguante del voto de aquellos que en el momento de la emoción del cambio le ofrecieron una oportunidad.