viernes, 24 de julio de 2020

Tráfico de drogas internacional en pueblos “lanzadera” de la meseta

MLFA 
Criminólogo e Investigador Privado 


Coincidiendo con la salida de la crisis y ante la presión policial sobre el ‘narco’ en el Campo de Gibraltar, los colombianos decidieron buscar otras rutas, ya utilizadas desde siempre, pero no debidamente explotadas. Decidieron crear bases en pueblos bien comunicados de la conurbación de Madrid pero de poca relevancia económica y social. Se trataría de conectar con personas ‘respetables’ de la comunidad; abogados, docentes y políticos municipales; el dinero no suponía ningún problema para los representantes del cártel correspondiente. El ‘colombiano’ fijaría su residencia en un pueblo cercano a la base, esta haría las veces de depósito desde el cual se distribuiría la droga, por medio de transportes seguros, en Madrid y su área de influencia (9 millones de habitantes). La droga llegaría al aeropuerto de Madrid-Barajas A.S.; se contaban por docenas los empleados del aeropuerto y tripulantes de aeronaves involucrados en el tráfico de estupefacientes, se trataba de simples ‘peones’ pero muy útiles a la hora de desviar maletas o bultos cargados de cocaína; sin la parafernalia del Campo de Gibraltar, donde vehículos y lanchas de todo tipo eran desguazados, aunque la mercancía hubiera sido, en el caso de las embarcaciones, arrojada al mar. Un 'copiloto' llegó a Barajas con 42 kilos de coca en la maleta. ¿Querría comprar el avión para ser el 'piloto'? Fue en 2015.

Resultó fácil ‘convencer’ a un abogado endeudado y a un docente vicioso y canalla 

Así fue como nos encontramos con una red internacional de narcotraficantes colombiano-manchegos; el conocido ‘docente’ era un alcohólico, como varios miembros de su familia, que hablaba por los codos, característica del sujeto que no supo captar el ‘colombiano’, siempre preocupado por haber tenido que traer a España a su familia (mujer y dos hijos pequeños) y así poder fingir un estatus de inmigrante cultivado como padre de familia estable. Los niños siempre viajaban con la droga (de 50 a 100 kilogramos) en el maletero del coche, un Audi seminuevo, limpio siempre y bien cuidado. No es de extrañar que los niños hicieran el viaje dormidos en sus sillas. 

Para negociar precios se utilizaba el AVE, para transporte de cocaína automóviles 

El final de los 'narcos' es el mismo siempre: muerte o prisión; en nuestro caso además oprobio social.

Abogado y docente, pueblerinos trajeados, hacían el viaje en sus automóviles, atentos al cumplimiento de las normas de circulación, y siempre de día, normalmente acompañados de sus esposas y algún hijo adolescente prevenido para ser educado y amable con las fuerzas de seguridad en controles de marcha lenta, saludando, simpáticos ellos y con la ventanilla bajada, a los agentes. 

Seis meses después de la llegada del ‘colombiano’ consiguieron ‘atrapar’ para la red a dos personajes claves; respetables por supuesto: un antiguo concejal del PP y un tipo relacionado de antiguo con la prensa eclesial de la provincia. 

El abogado tenía permiso para vender droga en la cárcel; equipo de camellos 


El ‘colombiano’ concedió la autorización para hacerse con un equipo de camellos que operarían tanto en el interior de la prisión como en exterior de la misma, durante sus permisos; el abogado estaba ganando mucho dinero y, un buen día, apareció con un BMW negro de la serie 5 en la sede de los Juzgados. De ese hilo comenzó a tirar la policía hasta que compartió la investigación con la Guardia Civil que desconocía la importancia de la red que dirigía aquel ‘sudaka’ aquel desde un pueblo cercano, y sus ramificaciones por el área de influencia de la comunidad madrileña. 

Estaba cantado que se iban a producir detenciones de un momento a otro; había transcurrido más de un año desde la llegada del ‘colombiano’ y su familia y habían movido más de 500 kilos de cocaína a lo largo de ese corredor de La Mancha. 

Producidas las detenciones nos limitamos a informar siguiendo al pie de la letra las informaciones publicadas por la propia Guardia Civil en la página Web de su Dirección General; en ningún momento identificamos a los detenidos salvo por las iniciales de sus apellidos, como hacía la guardia civil en sus comunicados oficiales. 

Trasladado a la ficción se publicó en la novela “La Saga de La Encomienda” 


Publicados los comunicados (literales) de la DGGC comenzaron las amenazas por parte de los familiares de los detenidos; no entendimos como esperaban ocultar el colapso de una red de narcotráfico formada por elementos de la burguesía de la localidad y nos enfrentamos a las amenazas publicando los nombres de aquellos que nos amenazaban; fuimos denunciados por un claustro al completo de un colegio infantil, llegaron a utilizar certificados médicos; como es obvio aquellos ataques injustificados no prosperaron, los pusimos en evidencia social y judicialmente. Si en el cuartel, donde acudieron en tromba, se limitaron a levantar atestados como corresponde; en sede judicial no se les tuvo en cuenta. ¿De qué protestaban familiares, amigos y empleados de los 'narcos'?

Quedaron marcados socialmente para las próximas generaciones y el PP colapsó