MLFA
'Burger King' consciente de la calidad y precios en áreas de servicio se 'pega' y les 'roba' los clientes. |
Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que REPSOL había ‘perdido’ 2.500 millones de euros en los meses que llevamos de pandemia; la banda de ladrones que controla los carburantes en régimen de oligopolio lloraba ante los periodistas y advertía de que no llevará a cabo las inversiones previstas a corto plazo por importe de 1.000 millones de euros. ¿A quién cojones le importa? pues a nadie, a excepción de los padres y novios de las jóvenes muchachas que trabajan en las estaciones de servicios (que, en muchos casos, se convierten en estaciones de sevicias). Los salarios son precarios y no alcanzan el nuevo techo del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) salvo que la joven acepte jornadas laborales de 10 horas, limpie, fije y de esplendor a una tienda cuyos productos, de ínfima calidad, se venden a precios desorbitados, como si no volvieras a encontrar lugares civilizados (películas americanas de serie B) en los siguientes 1.000 kilómetros. Y no protestes porque la joven dispone de un sistema de alarma que atraería a la Guardia Civil en menos de tres minutos (tiempo de respuesta para gasolineras, se entiende que por los atracos, no por las protestas) y el cliente de la reclamación se llevará un buen susto.
Comprobar que están vacías hace meses y los productos les caducan… ¡satisface!
A principio de siglo los libros sufrieron una bajada de precio espectacular; los clientes habituales pudimos comprobar que en vez de los 31 € de rigor por ejemplar, nos pedían entre 19 € y los 21 €. Las ventas de libros habían caído en picado debido a la competencia de Internet, es decir, al robo de libros a gran escala. Coincidió con la bajada en las ventas de periódicos en soporte papel y sucia tinta que pringaba los sobacos de la americana, o el polo del cocodrilo (tan carísimo). Hoy; millones de paletos entran en lo que todos ellos llaman ‘feirbuc’ (páginas Web locales) y el del bar no acumula periódicos grasientos que, no hace tantos años, utilizaban, debidamente recortados, para el retrete. Al acabarse lo del retrete los acumulaban, como ya he dicho, en la esquina de la barra.
Aunque en el titular, por cuestión de espacio, hablamos de ‘librerías’; en este caso los ‘Repsoles’, es decir, los atracadores, son las editoriales, que también sufren pérdidas millonarias por culpa del ‘Covid’. A la gente normal le importa un carajo que las editoriales pierdan dinero; nunca pararon de ganarlo. Además, los españoles leen muy poco, por no decir 'nada', y así les va. ¡Carnaza para La Sexta!
Los lectores desconocen que el autor y el librero cobran el 7% del PVP cada uno ¿la editorial?
Como es obvio; la mayoría de autores se muere de hambre (la media de tirada de un libro es de 1.150 ejemplares); sólo cuatro (4) autores se ganan la vida cómodamente. Respecto de los libreros; han diversificado su oferta y ya venden papelería, hacen fotocopias y logran llegar a fin de mes gracias a los libros de los colegios. Deberíamos solidarizarnos con el gremio de libreros, tan respetable, mientras vemos como las editoriales como Planeta (dinero español en Catalunya) reducen sus beneficios.
Hoy, en el Sant Jordi d’estiu, enviamos un abrazo a los libreros catalanes
Respecto del ‘ocio’; en manos de ‘mafias’, sobre todo el llamado ‘ocio nocturno’, se constata, así, a grandes rasgos, que la caída en picado de los restaurantes es anterior a la pandemia, por diferentes factores: excesiva competencia, calidad deficiente, rotura de la cadena del frío, precios de codicia, raciones minimalistas y vinos de dudosa procedencia, qué decir de los aceites ‘abrasados’ en las freidoras. Con la pandemia el colapso es total; lo más grave para los hosteleros es que la gente ha tenido tiempo para meditar sobre la conveniencia de acudir a los restaurantes; caros, de poca calidad gastronómica, y con servicio deficiente, una gran mayoría de ellos. ¡Renovación total o cierre!
La pandemia ha venido para ‘hundirlos’ del todo; se habla de que puede colapsar el 40% del sector: bares, restaurantes, discotecas y bares de copas. No perderé tiempo generando debate sobre las discotecas, sus putos ‘seguratas’, los acosos sexuales; tampoco merece la pena debatir sobre los ‘botellones’, desconocidos en los países de centro y norte de Europa.
¿Por qué no se habla de que – precisamente – sobra el 40% del sector del ocio?