Se trata de un arquitecto que, en su día, será, a buen seguro, ‘beatificado’ por su Santidad; desde nuestro grupo hemos tratado de colaborar en ese proceso, previo a la ‘santificación’, convirtiéndolo en ‘mártir’ a lo largo de estos últimos años. Formaba parte de mi equipo mediático religioso, inmerso en una ‘guerra de religión’ entre la prelatura del Opus Dei y el clero diocesano, este último se consideraba ‘ninguneado’ por la Obra. El arquitecto de Dios le hacía a los dos bandos, como suele decirse coloquialmente de los traidores y de los bisexuales; hasta que en un momento dado le hicimos un seguimiento que nos permitió ‘perimetrar’ sus desplazamientos entre parroquias. Comenzó a sentirse perseguido y de ahí al desquiciamiento sólo hubo un paso. Veamos las consecuencias del desquiciado en tan solo 22 meses.
Se reconvirtió en Sansón y provocó colapsos en plazas, centros parroquiales, templos y fortalezas
El firme de la plaza Mayor del pueblo ‘quebró’ (así como lo oyen); formado por baldosas sin soporte, pivotando en el vacío (así como lo oyen), se produjo la fractura a los dos años de construido; resulta obvio recordar que nuestro ‘beato’ era el Jefe de Obra, además de responsable del proyecto, o sea el guionista, para cuya ejecución ‘importó’ una empresa constructora de otra ciudad lejana, con la que había colaborado hacía unos cuantos años, y que salió huyendo antes de finalizar la plaza, asfixiada por los propios costes y presuntas comisiones sobrevenidas. La plaza Mayor fallida había costado 750.000 € (a la basura) y la reconstruida alcanzó los 800.000 €. No hubo exigencia de responsabilidades a pesar de tamaña negligencia profesional. A pesar de que un vehículo oficial, cuyo coste era de 60.000 €, quedó atrapado en un socavón destrozando bajos, ejes y suspensiones; sobre la obra inconclusa tampoco se exigieron responsabilidades, lo cual dio pábulo a que algunos vecinos dijeran en voz alta que hubo ‘comisiones’. Claro que no lo pudieron probar y todo quedó en agua de borrajas. Digo yo; ¿cómo se puede sospechar, tan siquiera, de un beato mayor?
En el año 2000 el beato era propietario del mejor automóvil de toda la provincia
En aquel tiempo se produjo el derrumbe de la cúpula de una iglesia, cuyo mantenimiento corría a cargo del arquitecto; unas obras mal realizadas en los desagües de la techumbre provocaron el derrumbe; este habría ocasionado numerosas víctimas mortales de haberse producido en horario de asistencia de fieles; la iglesia estaba cerrada, eran las 15:15 horas cuando se produjo el derrumbe. El arquitecto beato, responsable de obras de todas las iglesias, firmó un informe exonerando a la misma de toda responsabilidad; ello permitió a la empresa aseguradora librarse del pago de indemnizaciones; en el informe echó la culpa a la lluvia. Acudimos a la central de Madrid, con reportajes gráficos e informes técnicos; siguieron negándose a pagar pero, a cambio, retiraron la concesión de agentes de la firma a los responsables locales del impago del siniestro sobre el terreno; cómplices del arquitecto beato, que acababan de comprarse un ‘Mercedes’ como el del rey pero sin blindaje. Por el escándalo que provocamos.
Esta gente no conocía la piedad; clérigos ladrones y homosexuales, arquitectos fracasados... ¡mala gente! |
Meses después colapsaba un ala del castillo-fortaleza que domina la ciudad; ocurrió de madrugada (de nuevo la Providencia divina) ¿a que no adivinan quien era el responsable del mantenimiento? pues eso, nuestro beato; en su defensa ante los medios adujo que el colapso se produjo por la falla en el subsuelo causada por una capa freática (acuifero superficial). No hubo exigencia de responsabilidad. La iglesia y el PP siempre estaban al quite, como San Fermín en los encierros de Pamplona.
No había transcurrido un año cuando se produjo el colapso del tejado del Centro Parroquial; uno de los locales más afectados fue la sede de la revista de las parroquias, al cargo del edificio el arquitecto beato ¡cómo no! según la policía: “de encontrarse reunidos los redactores habrían fallecido”, el ordenador central, que presidía la mesa de reuniones, quedó hecho añicos, destrozado, oculto entre la montaña de escombros de yeso y piedra. Seguían las excusas: ¡La Iglesia no disponía de fondos para un adecuado mantenimiento de su vasto patrimonio!
Con el renacido Sansón en el punto de mira nos dispusimos para la venganza
Para ello nos dirigimos al Vaticano; fuimos asesorados por un abogado relacionado con la Santa Rota (nulidades matrimoniales); el recibimiento fue de excelencia; el resultado de nuestra gestión lo conocimos a través del Nuncio Apostólico de su Santidad en España. Los redactores sediciosos fueron apartados de la publicación eclesiástica; los párrocos: jubilados o trasladados a otras ciudades; y el arquitecto jefe de la beatería de la comarca reducido al ostracismo social y cultural más absoluto. Actualmente se ocupa de indigentes y menesterosos; es la penitencia que impusimos al canalla beatífico.
En cuanto a la ciudadanía; pantalla a pantalla, con audiencias de cientos de miles de visitantes, logramos llegar a (casi) todas las personas (45.000 en la comarca y 500.000 en la provincia) haciendo temblar al obispado, cuyo máximo representante se retiró al poco tiempo.
La represión del PP y de la iglesia fue más propia de Órdenes Militares
PS – Hoy, en ámbito nacional, con transmisión de datos de corrupción, represión y ataques a la libertad de expresión, miles de castellanos conocen, debidamente identificados, a través de nuestros correos electrónicos, la vida y milagros de determinados personajes del entorno de la derecha política y de su aliada eclesiástica (mejor dicho, su protectora y ‘vocera’); en pleno siglo XXI.
¡La venganza es mía! dice el Señor, pero a veces la ‘delego’ en buenas gentes