Vicka - Profesor de Ciencias Políticas.
La fotografía está tomada cuando la tensión entre Junqueras y Puigdemont era máxima, y es cortesía de "El Independiente".
Oriol Junqueras no es el 'bonachón' que nos quieren hacer creer que es; Oriol no es el hombre conciliador de ideas firmes y abierto al diálogo, resulta impositivo, como buen docente y, por ende; es un mal político, incoherente y desnortado en la toma de decisiones; su empatía resulta forzada, si bien es cierto que no es mal tipo, al menos para los suyos; y lo califico de modélico como padre y esposo. Lo suyo es la 'docencia', digna actividad reñida con la 'política'. Buena prueba de ello se observa en las entrevistas que concede; siempre termina convirtiendo esos encuentros en un enfrentamiento, más o menos amable, con el periodista, al tratar de 'imponer' su criterio (la vena de docente de la que les he hablado antes). Se muestra socarrón y, a veces, mordaz, y, últimamente, levemente histérico y escandalosamente 'mitinero'.
En el aula la 'auctoritas' se le supone: Tutor frente a pupilos; en el partido y en el gobierno debe ganársela
La narración que MLFA viene ofreciendo de forma machacona e insistente desde hace varios años es la siguiente: A lo largo de la noche del día 9 de octubre de 2017, Carles Puigdemont, reunido con su gobierno y personas de la máxima relevancia de "Junts pel Sí" y de "ERC", propuso: "No declarar la independencia y proceder a convocar elecciones plebiscitarias". A pesar del sobrepeso, rayano en la obesidad, Oriol Junqueras saltó de su asiento, como impulsado por un muelle, y amenazó con dimitir en cuanto amaneciera si no se declaraba la 'DUI' (Declaración Unilateral de Independencia) y se optaba por la convocatoria de elecciones, aunque fuesen 'plebiscitarias'.
Junqueras quería 'cargarse' a Puigdemont; este, más listo, se metió en el maletero del coche y Oriol al 'trullo'
El 'antes' y el 'después' de la brevísima declaración de independencia; el malo era Puigdemont y el 'bueno' Junqueras.
Oriol se había convertido en el 'más independentista de todos' y ERC se convertía en el partido-adalid del independentismo catalán. Puigdemont se vio obligado, contra su voluntad (ya expresada), a declarar la DUI y marchar corriendo a preparar la maleta para exiliarse en Bruselas; pasó la frontera escondido en el maletero. Evidentemente fue más listo que el 'gordinflas', este terminó en la cárcel, para su desgracia. El plan de Junqueras consistía en 'quemar' a Puigdemont; resulta obvio que le salió el tiro por la culata; últimamente (en estos días de crisis, Oriol ha comenzado a desvariar y ya 'va por libre'), Aragonés está muy preocupado, diría que 'asustado' por las últimas declaraciones del presidente de su partido, negándose a pactar los Presupuestos de Catalunya para 2023 con el PSC-PSOE., dejando al honorable presidente de la Generalitat 'con el culo al aire' (expresión coloquial vulgar).
En 2022 un desquiciado Rufián (lo echan de Madrit) ha llamado 'tarat' a Puigdemont por declarar la DUI
Digo 'desquiciado' porque se ha casado en segundas nupcias con la Pagola, jefa de gabinete o de prensa (lo desconozco) del grupo parlamentario del PNV en el Congreso de los Diputados y es obvio que no querrá venirse a Santa Coloma de Gramanet a convivir con el concejal jefe de la oposición de ese ayuntamiento de 'charneguilandia', yo, al menos, no lo veo; claro que, con el regalo del 'bono-renfe', el corajudo Rufián podría estar en Madrit de viernes a lunes.
El 'chico de la calle' y el 'chico de la fotocopiadora' en plan coleguillas; juntos abandonarán los espléndidos cargos que ocupan por chiripa. A finales de 2023.
Ahora hemos descubierto que Junqueras, Rufián y Aragonés, no son 'indepes', sino 'autonomistas' de raza