sábado, 8 de octubre de 2022

"La Aguja de Marear" - Memorias de un navegante, Mallorca 1989

MLFA – Kapitan und Krieger

"Clínica Juaneda", en Son Españolet (Mallorca)

A principios del mes de junio de 1989 España vivía convulsionada por la situación política que atravesaba el entonces presidente Adolfo Suárez y su propio partido: la UCD (Unión de Centro Democrático), fragmentado en varias facciones; el país resultaba ingobernable y se sucedían manifestaciones de rechazo contra aquel ‘encantador de serpientes’ que había perdido el ‘favor real’. Los transportistas declararon una huelga general indefinida; al frente de la misma se posicionaron los pilotos de Iberia (SEPLA) y los oficiales de Trasmediterránea, entre otras compañías de aviación y de navegación. La huelga, que estaba ‘teledirigida’ por la patronal del Transporte, dio comienzo el día 5 de junio de 1989. La banda terrorista ETA seguía matando.

Ese día, a bordo del ‘Marcia’, salía del puerto de Marsella en lastre con destino a Rash Tanura

El “Marcia” era un superpetrolero de 150.000 TRB, propiedad de una naviera Italo-Argentina, abanderado en Liberia; habíamos descargado el crudo en Marsella y pusimos proa al Estrecho de Gibraltar con destino al puerto saudí de Rash-Tanura en el Golfo Pérsico bordeando el continente africano por el Cape Town (los marineros vascos dicen ‘el capetón’).

A bordo ocupaba el cargo de oficial de navegación, con guardias de 0000 a 0400 y 1200 a 1600; fue precisamente a esta hora cuando me sentí indispuesto. Con síntomas de abdomen agudo, compatible con ‘apendicitis’. Lanzado el aviso a los puertos de Barcelona y Mallorca, fue este último quien asumió el traslado por medio de un helicóptero medicalizado del SAR.

A las 2000 horas el helicóptero aterrizaba en Palma; y el armador había dispuesto que me intervinieran en la ‘Clínica Juaneda’; por razones que desconozco fue el propio cirujano quien se hizo cargo de la silla de ruedas en el tramo final, alguien me había inyectado algún preanestésico pero aún no me había hecho efecto cuando escuché la siguiente conversación: “Doctor, dijo la enfermera, no lo hemos depilado”, y el médico respondió: “Por el amor de Dios, ¿no ve que se está muriendo?”. Yo pensé: “Con lo bien que estaba saliendo todo”. Recuerdo que llegué a ver la cara del anestesista y nada más. Trascribo el parte médico que guardo como una joya:

“El Sr. D. Martín Luño Fernández, trasladado de urgencia desde alta mar, ingresó en la clínica el día 5 del corriente afecto de ‘apendicitis aguda gangrenosa’. Se le practica apendicetomía confirmando diagnóstico y sale de la clínica el día 12, después de un postoperatorio normal. El día de la fecha se le retiran los puntos de sutura y se le da de alta. Palma de Mallorca, a quince de junio de 1989. Firmado: Dr. M. Estade, colegiado 902. Clínica Juaneda. Son Españolet”.

Mi padre, médico en Bilbao, fue informado por el consignatario de Marsella en el momento del traslado aéreo. No pudieron desplazarse a Mallorca debido a la huelga de barcos y aviones de la que les he hablado y que muchos mayores recordarán. Esa huelga fue la causa, entre otras muchas, de la dimisión de Adolfo Suárez y el comienzo de la descomposición de la UCD. Al frente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo. Mis padres llegaron a Palma el día 8 de junio y comprobaron que me encontraba en buen estado. Fumando a escondidas en un almacén adonde acudía arrastrando la torre de los ‘goteros’.

Mi novia Berta había llegado el mismo día 6; era regatista internacional y acudió, desde Gandía, en el velero de unos compañeros y amigos, tras una accidentada recalada en el puerto de Andratx. Venía a verme cuando no estaban mis padres, lo hacía con la complicidad de una amable enfermera. En mayo de 2022 nos hemos reencontrado y hemos recordado aquel episodio, uno más de mi azarosa vida. Llegado a los 75 años (en enero los cumpliré, así lo espero), no termino de comprender la generosidad del Señor para conmigo; no soy merecedor de su magnanimidad; es por ello que no me preocupa lo más mínimo el tiempo que me quede, aquí en Ítaca.

La sanidad española, pública y privada, de excepción, como siempre; el equipo del SAR realizó un excelente rescate