MLFA Kapitan und Krieger
Cientos de almerienses ‘malvivían’ de sus empleos en los “Spaghetti Western”
Todos recordamos películas como ‘El bueno, el feo y el malo’, o ‘Le llamaban Trinidad’; rodadas en Almería; en aquellos decorados, que representaban en la ficción los desiertos del sur de Texas y norte de México, encontraron empleos (bien que magros, por no decir miserables) cientos de ‘figurantes’ o ‘extras’ de la provincia. Por Almería pasaron las grandes estrellas de Hollywood, las más recordadas: Clint Eastwood, Harrison Ford, Sofía Loren, Lee Van Cleef, Brigitte Bardot, Raquel Welch, y tantos otros, bajo la dirección de Sergio Leone; también recordamos a Ennio Morricone (recientemente fallecido) y sus magníficas bandas sonoras; todos ellos se alojaban en el “Gran Hotel”, un hotel de tres estrellas, el único de la capital; el resto de alojamientos eran hostales y pensiones de mala muerte. Años más tarde me alojé en ese hotel, lleno de recuerdos para los cinéfilos y soñando con Sofía Loren al compartir el espacio de ella y de sus compañeros de rodaje (pasé dos noches preso de gran agitación), aunque no me atrajeran demasiado los ‘Spaghetti Western’, dicho sea de paso.
Recuerdo que las comunicaciones entre Málaga y Almería (donde residía parte de mi familia política obligada por la banda terrorista ETA) eran muy deficientes, de hecho las carreteras se parecían a las de Irán que (también) llegué a conocer; vías altamente peligrosas. Hoy las condiciones viarias son diferentes; 25.000 camiones operan entre Almería y los países del centro y norte de Europa. Actualmente va tomando forma el Corredor del Mediterráneo, que aportará desarrollo económico a Andalucía oriental, Levante español y Catalunya, mal que les pese a los castellanos febriles del ¡A por ellos! Una de las profesiones más ‘buscadas’ durante los años ’90’ en el SW español era la de camionero; esa España subvencionada por los socialistas (subvenciones a cambio de votos: PER y ERES a todo tren, el último ERE nos ha costado 860 millones de euros). Hago referencia a Extremadura, Andalucía y CLM. Inmediatamente después de la profesión de Guardia Civil y en tercer lugar la de 'emigrante'.
Miles de camiones atraviesan diariamente la frontera con Francia destrozando autovías gratuitas.
“BCN 2000”: ‘Jornadas sobre navegación de cabotaje’ vimos que ganó el camión
Los camioneros del SW español eran jóvenes de 35 a 40 años procedentes del mundo rural, avezados en el manejo de tractores y remolques y todo tipo de maquinaria agrícola desde niños. En los años 90 cobraban 1.800 € al mes (300.000 pesetas) más dietas o gastos de viaje: restaurante y hotel de carretera. Normalmente lograban disfrutar el fin de semana en sus pueblos de origen; el camión bien aparcado y limpio cual patena en su propio barrio, amen de camisa blanca y ‘polvete’ con la engalanada parienta. El domingo, después de misa, comida de restaurante, acompañados de sus hijos pequeños y, al atardecer, después de una buena siesta (con la parienta pero sin polvete por la digestión de la comida e ingesta de vino tinto peleón), al camión, listo para cargar de madrugada en cualquier ciudad de España, normalmente en Andalucía. Con el cambio de siglo todo se vino abajo; los empresarios del transporte por carretera – verdaderos depredadores, como los hosteleros – decidieron rebajar “gastos corrientes”, especialmente los costes salariales, a lo bestia, y sustituyeron a los españoles por rumanos, búlgaros y ucraínos. Español con salario y descanso obligatorio por dos inmigrantes precarizados, habitualmente se contrataba a rumanos.
Cada viaje del "Peñalara" de Gijón a Almería, con 12.000 toneladas a bordo, equivalía a 600/700 camiones de gran tonelaje.
Cuando realizamos el estudio; a fin de reforzar nuestra propuesta de ‘vuelta’ a la navegación de cabotaje en España, con buques de 1.000 toneladas de registro, y gran cabotaje en los países europeos, con buques de 5.000 toneladas, buques de acero elástico y alta velocidad (40 nudos), para abastecer al continente europeo de mercancías perecederas. Nos encontramos con que los miles de camioneros que conducían (bien que despendolados) los 25.000 camiones provenían de países del Este; cobraban 600 € al mes, sin dietas ni gastos, y eran dos los conductores; ello permitía suprimir las paradas de descanso, el camión rodaba las 24 horas día y noche. Me estoy refiriendo a la ruta Almería-Europa.
Los conductores llevan un ‘infiernillo’, normalmente de gas butano, para la preparación de sus alimentos; en definitiva, uno de ellos conduce mientras el otro duerme en la litera de la cabina (cama caliente como en los submarinos). El régimen de trabajo era, a finales de los años ’90’, de 25 días al volante y 5 días de descanso al mes, en barracones de mala muerte, junto al ‘invernadero’ de las verduras. A añadir 20 días de vacaciones por año trabajado en su país de origen. Desconozco la situación actual de ese colectivo.
En la crisis de 2008 muchos perdieron el empleo: son los que sobran a los empresarios de Almería
En Almería trabajan bajo plástico (bien calentitos) miles de trabajadores procedentes de la inmigración; la mayor parte de Marruecos. Estos inmigrantes son los que, desde 2009, según los mismos empresarios ‘verduleros’ que los trajeron, provocan la ‘alarma social’. Son conocidos por los lectores los disturbios de El Ejido, aunque es probable que no conozcan el número de millonarios por kilómetro cuadrado en ese área geográfica; estos votan a VOX, en un vano intento de que se lleven a la mitad de esos inmigrantes de vuelta a sus países, unos a Marruecos y otros a Rumanía, Bulgaria y Ucrania.
En breve analizaremos la alternativa, más sostenible, del tráfico de cabotaje
La navegación del Cantábrico al Mediterráneo, vía Estrecho de Gibraltar, discurría con placidez, era verano y la costa de Galicia y Portugal permanecían en calma. Qué decir del Estrecho de Gibraltar, adonde volví años después; el paraíso para un buen maniobrista, 120.000 buques atraviesan el Estrecho cada año. Con Punta Europa (Gibraltar) por el través de babor poníamos proa al Cabo de Gata (Almería) para atracar y descargar el mineral de hierro en el ‘Cable del Inglés’ cuya fotografía encabezaba la primera parte de este artículo.