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En cualquiera de los países de nuestro entorno europeo Rajoy no sería Presidente. (Foto 'El Plural') |
Mariano Rajoy, ese hombre aficionado al ciclismo, tuvo ayer su particular 'pájara', que le impidió terminar el ejercicio en plenitud de facultades; en este día de reflexión y balance de un año que se va y que ha resultado decisivo, en negativo, para la vida política y social de los españoles, se constata algo que venimos manteniendo a lo largo del mismo, y que hoy reiteramos ante nuestros lectores. Ayer, repito, Rajoy era un hombre en el arcén con la bicicleta apoyada en el guardarraíl, abatido y desorientado, repitiendo cual diapasón los mantras que caracterizan al personaje y que son de sobra conocidos por todos los españoles.
No nos someteremos al orden cronológico, tan del gusto de los medios de comunicación convencionales, y haremos de estas líneas un frío y aséptico burofax; convencida la ciudadanía de que nuestro protagonista hace las funciones de tapón que impide el aporte de savia al árbol del crecimiento ilusionante de nuestra sociedad civil, que conlleva progreso y bienestar.
Árbol podrido, eso resulta determinante, no hay analista político, fuera del núcleo de intereses espurios de la llamada ‘gente del PP’ (también: ‘los del PP’, cual si de una banda se tratara), que discuta el aserto de inicio de párrafo. Pero nos interesa más, si queremos realizar un correcto balance de situación, centrarnos en el presidente Rajoy, el hombre que sufrió (desgraciadamente) aquel accidente de tráfico que dejó huellas indelebles en su rostro y, lo que es más grave (para la ciudadanía), se prometió a sí mismo que no volvería a suceder. Alguien podría pensar que decidió romper en mil pedazos su permiso de conducción de vehículos a motor, ¡craso error! porque lo que hizo fue subirse a un coche oficial del que no se ha apeado en 35 años, siempre bien instruidos los ‘choferes’ (los de aldea galaica no le ponían acento a la ‘o’) y, cuando no dio las pertinentes instrucciones al piloto del helicóptero, se vino abajo al entrar en pérdida el aparato, con mucha suerte para todos los ocupantes. Y es que no sabían que de las plazas de toros se sale por la puerta grande o por la enfermería, nunca en aparatos de hélice al producir el ruedo un efecto ‘olla’ del que sólo se sale a toda ostia del rotor. (Pero como Espe le había dicho al piloto que fuera despacito).
Pero volvamos al ‘Burofax’ que hay que arreglarse y salir de compras
Por lo visto y oído ayer; don Mariano quiere igualar el récord de su admirado paisano, Francisco Franco, y sólo le faltarían 4 años para alcanzar los 39 del viejo general (nunca hemos escuchado a nadie referirse al caudillo como ‘abuelo Paco’, quizás porque ‘abuelo’ es sinónimo de ‘bondad’ o al menos de empatía).
El encubrimiento político de la corrupción, claramente reflejado en los mensajes de apoyo y ánimo a Luis Bárcenas; los ‘sobresueldos’ millonarios; las falacias, mentiras y promesas incumplidas (a sabiendas de que no se cumplirían); el fallecimiento de Rita Barberá, óbito del que la propia familia responsabiliza al PP; la pérdida de un tercio de diputados en las últimas elecciones; la grave enfermedad que sufre Jorge Fernández, que era otro de sus puntales (no se crean lo de ‘amigo’, Rajoy no tiene amigos), sólo confidentes a los que exprime o compañeros de sendero, como el marido de la actual presidenta del Congreso, a la que ajustarán cuentas en poco tiempo por los más de 80 fallecidos en el descarrilo del Alvia, salvo que se quede a vivir en Madrid y aparezca en Pontevedra por Navidad convenientemente disfrazada de diputado Rufián.
Rajoy hacía las veces de tapa de alcantarilla que impide ver la mierda en el interior
Ayer Rajoy se quebró ante todos los españoles; fueron muy pocos los que soportaron su discurso vacuo, la gente fue desconectando convencida de que nuestro país no tiene liderazgo político, no hay patrón al mando, igual que ocurre en el PSOE; y los mejor informados son conscientes de que la recuperación económica es una entelequia, basada en un turismo desbordante que nos destroza el país a cambio de unas monedas; y de una exportación de productos baratos manufacturados por obreros ‘vietnamitas’ que no llegan a fin de mes.
Medios ‘comprados’ nos muestran el oropel en que vive (sólo) el 20% de españoles
PS – Hay un refrán gallego que les traduzco al castellano: “Mean sobre nosotros y dicen que llueve”.