jueves, 17 de noviembre de 2016

El neoliberalismo mata y enferma a las clases populares (1/2)

Gobierno neoliberal de 2011, salpicado por la corrupción. (Foto 'El Mundo')

Hoy: en la solemne apertura de las Cortes Españolas por el rey Felipe VI

Vicenç Navarro
MLFA

Existe un creciente consenso entre algunos de los economistas más conocidos a nivel internacional (como los premios Nobel Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Angus Deaton, entre otras) según el cual las políticas neoliberales, caracterizadas por 1º) reformas laborales que (alegando una necesidad de aumentar la competitividad) han forzado a una bajada espectacular de los salarios, aumentando a la vez el desempleo, la precariedad y el aumento de las desigualdades.

Y por 2º) reducciones muy notables de la protección social, recortando las pensiones (reduciendo su capacidad adquisitiva) y el gasto en los servicios públicos (como la sanidad, la educación, los servicios sociales, las escuelas de infancia, los servicios domiciliarios, entre otras), han sido la causa de una de las mayores recesiones conocidas durante los siglos XX y XXI.

La evidencia científica acumulada muestra que tales políticas públicas han sido totalmente contraproducentes, disminuyendo la demanda doméstica y dañando sustancialmente a la economía de los países donde sus gobiernos las han impuesto (y digo impuesto, pues no tenían mandato popular para llevarlas a cabo).

Enorme daño y sufrimiento en calidad de vida y bienestar de la población

Menos conocido ha sido, sin embargo, el enorme daño y sufrimiento que estas políticas han tenido en la calidad de vida y bienestar de la población, y muy en especial de sus clases populares. Tales políticas públicas han incrementado la mortalidad y la morbilidad (es decir, las enfermedades) entre la población, receptora de tales políticas.

Es escandalosa la escasa visibilidad mediática que ha tenido el impacto de estas políticas en la calidad de vida, incluyendo la salud, de las clases populares. En lugar de detallar tal daño, los grandes medios de información y persuasión (claramente influenciados por el capital financiero e industrial) han dado gran visibilidad a aquellos economistas neoliberales (que gozan de grandes cajas de resonancia) que han negado que tales políticas hayan tenido un impacto negativo en el bienestar de la población. Una abundante evidencia científica muestra, sin embargo, lo contrario.