MLFA
(RPI – Prohibida su reproducción)
Guadalajara (España) |
No pensó en la explosión final, Enrique, más previsor y, avezado a buen seguro, en aquellas masturbaciones compartidas en automóviles más destartalados, ya tenía el pañuelo en la mano, listo para cubrir el miembro y proteger tapicería y salpicadero – nunca mejor dicho lo de salpicadero – de su eclosión fisiológica. Aquel hombre se estremecía por momentos y Pablo decidió culminar su ayuda con el mayor de los respetos; a pesar de la sordidez del acto, no le desagradó del todo, lo que le llevó a aceptar la proposición de Enrique; éste, convencido de que una aproximación más íntima le sería aceptada por el amigo, acercó su cabeza hacia el regazo de Pablo al tiempo que descorría la cremallera de su bragueta; Pablo, ligeramente asustado, decidió poner freno a su intento, elevando el rostro del compañero por encima del volante del automóvil y guiando su mano a los entresijos del pantalón y faldones de la camisa, soltando el botón superior para liberar el miembro y dejar hacer a un desencajado Enrique, que le friccionó con exquisita suavidad hasta satisfacerle, mientras el ambiguo Pablo asentía con gemidos de complacencia explícita.