jueves, 14 de diciembre de 2017

El abogado de Puigdemont sacude una ‘colleja’ al tertuliano ‘calleja’

MLFA - CMM
Periodista y escritor desde 1960

IMARA (Emirato): buque petrolero reconvertido en super-mega-yate de 280 metros de eslora; pagan bien.

Existe un cierto paralelismo entre las facultades de Náutica y las facultades de Ciencias de la Información; ambas se vacían a velocidad de crucero y de forma imparable, las primeras por falta de barcos y las segundas por falta de periódicos. En ambos casos se da la extraña paradoja de que siguen navegando bastantes buques, diría que demasiados, y existen más medios de comunicación que nunca. Vayamos al meollo de la cuestión; lo que no existen son ‘plantillas’, me refiero a grupos de empleados, ya sean navegantes o periodistas, cuyo futuro profesional esté más o menos asegurado en las diferentes compañías navieras o periodísticas. Gracias a las nuevas tecnologías y, porqué no decirlo, al capitalismo salvaje de ‘mete-saca’, los capitanes no requieren capacitación alguna, al ser los aparatos electrónicos y digitales quienes conducen la nave, y los periodistas pueden ser unos burros (muchos lo son) si tenemos en cuenta que sus noticias e informaciones duran minutos, y sus artículos de opinión no interesan a nadie, ni tan siquiera a sus deudos, mucho menos a los lectores del común. Hay una diferencia entre ambos colectivos; a los marinos se les venía calificando de intrépidos y mujeriegos, algo que excitaba morbos, y el periodista – en general – sigue considerado como un truhán (los jueces utilizan otro calificativo que empieza por ‘h’); un individuo vendido al mejor postor, falsario en algunos casos y carroñero en la mayoría de ellos.

Vamos a orientar el foco en los periodistas, los marinos no son relevantes ni en su casa

El ‘tardofranquismo’ y la transición política provocaron la aparición de sesudos periodistas cuyas ‘columnas’ y artículos de opinión venían a consumirse con fruición, como los churros calientes y a la misma hora, para ser precisos.  (No habían pasado por ninguna facultad). Disfrutaban de la seguridad que conlleva el pertenecer a una empresa editora y su salario estaba garantizado; las reuniones con el jefe de redacción se convertían en fuente de inspiración y rigor periodístico, siempre, claro está, en función de la línea editorial del diario en cuestión. Todos ellos accedieron a la jubilación en condiciones dignas y hasta se permitieron escribir algunos libros (dos o tres) que eran adquiridos por la ciudadanía a precios ciertamente elevados; la adquisición de un libro era algo parecido a sufrir un atraco.

Los ‘90’ ya advirtieron de la honra sin barcos y de los ‘plumillas’ sin honra

¡Torres más altas han caido!

En esas fechas, justo a 15 años de la jubilación, los periodistas fueron ‘despedidos’ a oleadas de las diferentes redacciones (salvo en ‘El Mundo’ por lo de los GAL de Felipe) y mutados en autónomos a los que se pagaba por trabajo realizado. Muchos de ellos se limitaron a pagar la cuota mínima del RETA y hoy lloran ante el futuro económico que les aguarda cuando se jubilen.

Es ahí donde nacen los ‘tertulianos’, especie ignota hasta 2005 de ‘lameculos’ profesionales

PS – Algo bueno tenía que traer el malhadado ‘procés català’ y es que se está produciendo la ‘contestación’ (vulgo ‘mandar a la mierda’) a los tertulianos más bocazas, los que llegan a fin de mes gracias a las ‘tertulias’ manipuladas. El martes se despedía Antón Losada (periodista, escritor y profesor de altísimo nivel) de su ‘conductor’ llamando a éste ¡Manipulador! ¿Broma? ¿Sarcasmo? ¿Ventosidad? muchos tenemos claro que el tipo en cuestión es un histriónico manipulador; Antón Losada se lo espetó a bocajarro entre bromas y veras a lo largo de la entrevista y en la despedida.

Canalillos y desinformación: armas de manipulación masiva televisiva