MLFA - CMM
Periodista y escritor desde 1960
IMARA (Emirato): buque petrolero reconvertido en super-mega-yate de 280 metros de eslora; pagan bien. |
Existe un cierto paralelismo entre las facultades de Náutica y las facultades de Ciencias de la Información; ambas se vacían a velocidad de crucero y de forma imparable, las primeras por falta de barcos y las segundas por falta de periódicos. En ambos casos se da la extraña paradoja de que siguen navegando bastantes buques, diría que demasiados, y existen más medios de comunicación que nunca. Vayamos al meollo de la cuestión; lo que no existen son ‘plantillas’, me refiero a grupos de empleados, ya sean navegantes o periodistas, cuyo futuro profesional esté más o menos asegurado en las diferentes compañías navieras o periodísticas. Gracias a las nuevas tecnologías y, porqué no decirlo, al capitalismo salvaje de ‘mete-saca’, los capitanes no requieren capacitación alguna, al ser los aparatos electrónicos y digitales quienes conducen la nave, y los periodistas pueden ser unos burros (muchos lo son) si tenemos en cuenta que sus noticias e informaciones duran minutos, y sus artículos de opinión no interesan a nadie, ni tan siquiera a sus deudos, mucho menos a los lectores del común. Hay una diferencia entre ambos colectivos; a los marinos se les venía calificando de intrépidos y mujeriegos, algo que excitaba morbos, y el periodista – en general – sigue considerado como un truhán (los jueces utilizan otro calificativo que empieza por ‘h’); un individuo vendido al mejor postor, falsario en algunos casos y carroñero en la mayoría de ellos.
Vamos a orientar el foco en los periodistas, los marinos no son relevantes ni en su casa