Jacob Heinz (1924-1961)
In memoriam
La emigración a Europa a través de Mediterráneo y el Estrecho de Gibraltar es un problema humanitario de gran calado que suscita la preocupación nacional e internacional por su impacto en los países receptores de estos emigrantes o refugiados pero, como todos los problemas humanos, la emigración ha conocido otros factores y protagonistas a lo largo de la Historia y es seguro que en el futuro también vendrá afectada por nuevos factores y tendrá nuevos protagonistas. Vamos a tratar aquí de un trágico episodio del que fueron víctimas un grupo de judíos que intentaba emigrar clandestinamente de Marruecos.
En los años que precedieron a la independencia de Marruecos, muchos componentes de la gran comunidad judía de dicho país decidieron emigrar a Israel. Esta emigración, en principio legal, se intensificó con la independencia por lo que las autoridades alauitas decidieron prohibirla. Es a partir de ese momento cuando se crean redes que organizan el paso de los judío marroquíes a Ceuta y Melilla desde donde poder salir con rumbo a Israel vía Gibraltar o Marsella. Otras veces se utilizaban embarcaciones pesqueras, yates o simples motoras viejas para trasladar a los grupos de emigrantes hebreos hasta Gibraltar. Una de estas embarcaciones era el Price.
El Price, aunque en algunas informaciones se le llama Piscis, era una embarcación de bandera hondureña propiedad de un gibraltareño y con base en dicho puerto. Su tripulación la componían un patrón, un motorista y tres marineros todos, al parecer, de La Línea.
Se cumplen 59 años del naufragio del "Price", los 42 inmigrantes se ahogaron
El Price embarcó a 42 emigrantes judios, entre ellos mujeres y niños, en las cercanías de Melilla y partió rumbo a Gibraltar a pesar del temporal de levante que azotaba el mar de Alborán. En la noche del 10 de febrero de 1961 y frente a las costas de Alhucemas, el Price no pudo más y su casco se resquebrajó abriéndose una vía de agua que arrastró la embarcación a las profundidades. La situación se convirtió en un trágico caos en el que el patrón y dos marineros lograron hacerse con el único bote disponible mientras que los pasajeros se vieron obligados a saltar al mar con chalecos salvavidas únicamente.
El bote fue rescatado por el pesquero almeriense Cabo de Gata que fue el que dio la voz de alarma del naufragio. Se organizó una operación de búsqueda y rescate aunque sólo lograron recuperar algunos cadáveres de pasajeros que habían muerto de hipotermia y seguían flotando merced a los chalecos salvavidas.
Los tripulantes del yate fueron detenidos por la policía marroquí y los cadáveres conducidos a Alhucemas para su identificación y en cementerio de aquella localidad fueron enterrados.
Poco después de este trágico suceso, el gobierno alauita volvió a permitir la emigración de los judíos marroquíes, aunque para las víctimas del Price esta medida llegó tarde.