domingo, 8 de marzo de 2020

El control sanitario en los países antes de la ‘globalización’ extrema

MLFA 
Capitán Marina Mercante 
Técnico Sanitario III – OMS 

Ludópata, arruinado hasta que escribió 'El Padrino', fumador, falleció a los 79, ¡genial!

Muchos lectores recordarán – lo hemos recordado anteriormente en pantalla – la escena de la película “El Padrino” de Mario Puzo referente a la llegada del niño italiano a la ‘Isla de Ellis’ (Ellis Island), junto a la Estatua de la Libertad, en Nueva York. El control era estricto y comenzaba por la identificación del recién llegado; como quiera que el niño no sabía como se apellidaba, se limitó a decir su nombre: ¡Vito! y el funcionario de la ‘migra’ le preguntó que de dónde era, el chaval respondió: ¡Corleone! quedando satisfecho al anotar en la ficha: ¡Vito Corleone! los mejores actores del mundo – en mi opinión – situaron ‘El Padrino’ en el ‘ghota’ del cine; fueron Marlon Brando, Robert de Niro y Al Pacino. Tras la identificación todos los inmigrantes sufrían un exhaustivo chequeo médico y la consiguiente cuarentena, previos a la entrada en el país. Vamos a explicar cómo se llevaba a cabo el control sanitario de los inmigrantes durante el siglo XX. Les vuelvo a recomendar la lectura del libro “Ellis Island”, por favor, resulta muy clarificador acerca de la situación que vivimos actualmente, un siglo después hemos ido a peor, resulta obvio.

Eres ‘emigrante’ cuando sales de tu país, e ‘inmigrante’ cuando llegas al otro, es sabido 

En primer lugar; no podemos confundir ‘inmigrante legal’, dotado de ‘visado de salida’ de su país (no todos los países permiten la salida de sus ciudadanos, los comunistas la impiden) y de ‘visado de entrada’ expedido por el país de destino. Algunos países exigían – además del pasaporte y el visado correspondiente – un contrato de trabajo en destino, o bien una declaración sobre el motivo de la visita (turismo, trabajo, visita a familiares) y presentación de billete de vuelta y dinero en efectivo o cheques de viaje; digo: no confundir con ‘inmigrante ilegal’ (hoy en día los ‘progres’ dicen: regular o irregular), que es aquel que atraviesa una frontera sin cumplir ninguno de los requisitos que exige la legislación internacional. 

Se justifican argumentando que huyen del hambre; yo mantengo (contra opiniones en contra, muy respetables) que deberían luchar contra las causas que provocan el hambre en su país, desde sus pueblos, aún dejándose la vida en el empeño. No admito que la 'mejor' juventud africana, machos sanos y poderosos, huyan de su tierra dejándola en manos de sátrapas y vengan a Europa a comer la sopa boba, sin miedo a las porras, torturas y detenciones de sus respectivos gobierno. 

Coronavirus 'MERS', 2012, procedencia: Países Árabes. 10% de mortalidad

¿Por qué se van a beneficiar de nuestros porrazos, torturas y detenciones? ¿Por qué se van a beneficiar de una democracia (imperfecta) por la que no han luchado? ¡Oiga lector! que estamos hablando de 'armarios' que resudan testosterona. Pues: ¡leña al mono en tu país, querido negro! ¡te apoyaremos de muchas formas! ¡no lo dudes! pero quédate en tu pueblo. Y si vienes a estudiar medicina a Europa serás muy bienvenido, siempre que te comprometas a volver a tu país a cuidar de la salud de los tuyos. Eres más necesario en Matadi que en Badalona.

Me voy a referir al tráfico marítimo; el aéreo presenta alguna variante específica

Buque de crucero "World Dream" en cuarentena en Hong Kong, 3.700 guiris

Empezaré recordando a los lectores lo ocurrido estos días en grandes buques de pasajeros; información ‘ocultada’ a los medios de comunicación: los pasajeros no tienen obligación – en la actualidad – de presentar cartilla de vacunas al embarcar, sea cual sea el destino elegido; si el barco transporta 3.500 pasajeros (conocidos como ‘guiris’) que pueden pagar 800 € por una semana de crucero, ¿cómo vamos a requisar y revisar unas 3.500 cartillas a estos ‘millonarios’ que calzan chanclas? – seguro que están sanísimos y dotados de potentes ‘anticuerpos’. Van descalzos por cubierta, se mean en la piscina, y comen con las manos, después de estornudar en las neveras abiertas de los ‘buffet’; a raíz del escándalo de los cruceros retenidos en Japón y otras partes del mundo, supongo que volveremos a los protocolos antiguos, aunque tengo serias dudas al respecto. 

Sin olvidar que los tripulantes actuales – más pobres que las ratas – proceden del Sudeste Asiático, Filipinas y resto de países fallidos del área, que, en sus viviendas, conviven con el ganado familiar, transmisor de enfermedades, el MERS en los camellos y el COVID 19 en los murciélagos; y de repúblicas centroamericanas como El Salvador, Honduras, Colombia, República Dominicana, Panamá, incluso de Puerto Rico. Su salario es miserable, (aunque en Algeciras visitan El Corte Inglés), sus familias viven gracias a las propinas que – pago obligatorio – obtienen de los cruceristas, que, por supuesto, no les miran las uñas, sobacos y entrepiernas. El salario es actualmente de 400/500 dólares y las propinan suman otros 500 ó 600. Pero no cobran el periodo vacacional. Y queremos que se hagan la manicura (a mí me cuesta 25 €).

Volvamos al siglo XX y a los protocolos de actuación a bordo 

'Ellis Island" entrada de inmigrantes a EEUU a principios del siglo XX

Pasajeros y tripulantes venían obligados a vacunarse – en Sanidad Exterior de sus respectivos países – contra aquellas enfermedades infecto contagiosas radicadas en el área geográfica a la que iba destinado el buque; ya hemos hablado de ellas en artículos recientes. El número de pasajeros oscilaba entre los 500 y 1.000, los tripulantes, entre 200 y 400. El barco disponía de oficinas donde las autoridades sanitarias de cada país de escala podían comprobar las cartillas de vacunación asociadas a los pasaportes. 

En los barcos mercantes – con tripulaciones medias de 45 miembros – cada uno de ellos tenía que presentarse, cartilla en mano, en la oficina del barco para que el sanitario del puerto de arribada le viera la cara (no es broma) y dedujera si podía tratarse de un enfermo. En una mano el pasaporte, en la otra la cartilla de vacunación, entre los labios el cigarrillo rubio americano, la mirada retadora.

Si había sospechas de pasajeros o tripulantes enfermos el barco entraba en ‘cuarentena’ 

En todos los puertos del mundo existen muelles reservados para los buques sometidos a cuarentena; se conocen con el nombre de ‘lazaretos’, en recuerdo de los lugares donde se confinaba a los 'leprosos' hace siglos. Los pasajeros y tripulantes quedan confinados a bordo, bajo custodia policial (desde el muelle) y no se pueden hacer operaciones de carga y/o descarga. 

Si no había ‘infecto contagiosos’ a bordo, Sanidad firmaba el certificado de ‘Libre plática’ 

Playas de Andalucía contaminadas con cientos de toneladas de algas tóxicas que traen buques de China.

Ello no era óbice para que el tripulante del cigarrillo en los labios y mirada retadora ‘enganchara’ unas ‘purgaciones’ (gonorrea) la misma noche de la llegada a puerto; enfermedad venérea que le curábamos a bordo en 15 días, un millón de unidades de penicilina diaria, (entre risas, porque si le correspondían las vacaciones no se las podíamos conceder). Había mucha humanidad a bordo respecto de estos temas. En la España de Franco las enfermedades venéreas se consideraban ‘voluntarias’ y no las trataba el Seguro de Enfermedad. Pero vacunado, lo que se dice 'vacunado', estaba, y la 'blenorragia' no era infectocontagiosa (salvo para la esposa, claro, o para otras putas, de ahí que los controláramos como podíamos), la mirada ya no era 'retadora', la polla se les caía a trozos.

Era el primer control; luego llegaba Inmigración, y por último Aduanas (los únicos corruptos) 

Los 'pasajeros' no presentaron cartilla de vacunación; la mitad (23) yacen en el fondo del Estrecho.

En cuanto al tráfico aéreo; el control es de tipo psicológico, los funcionarios suelen ser expertos en lenguaje gestual y cuentan con el apoyo de sanitarios que también se ‘fijan’ mucho en el aspecto del pasajero; ellos no pueden ejercer un control exhaustivo debido a la premura a que vienen obligados por la ‘masificación’ del tráfico aéreo. Respecto del control aduanero; fundamentalmente dependen de los ‘chivatazos’, en cuanto al tráfico de drogas se refiere; y a su propia experiencia en cuanto al pequeño contrabando llevado a cabo por pasajeros de determinadas áreas geográficas. 

La globalización ha dinamitado los controles sanitarios y vamos a catástrofe

PS - Los buques, al entrar a puerto, enarbolan la bandera de su país; la bandera del país de arribada; y exhiben una bandera de color amarillo que significa que el buque está 'sano' y solicitan 'libre plática'