MLFA – CMM
Eran las nueve de la noche, recuerdo que llovía fuerte y racheado, cuando recibimos la llamada de José Luis y Mari Cruz desde Santander, nos proponían viajar a Bilbao, esa misma noche, para hablar de un asunto de suma importancia relacionado con un embarque en la bahía de Delaware (USA). José Luis y yo habíamos navegado juntos en barcos ‘piratas’ (pabellón de conveniencia); él como oficial de Máquinas y yo en el Puente. Llegaron a medianoche por la inclemencia del temporal de viento y lluvia; ya les habíamos preparado cena y habitación. La propuesta que traía en ciernes consistía en embarcar en Houston (Texas), en un petrolero de Chevron Oil, para cubrir la línea del Sudeste Asiático, con escala en Singapur y descarga en Saigón (Vietnam del Sur). Esa misma noche (el embarque era inminente), con planos y cartas sobre la mesa del comedor, hicimos nuestro primer cálculo; en los nueve meses de contrato ofertado completaríamos dos viajes y medio a la zona de guerra, coincidiendo con el último envío de tropas USA del presidente Nixon. Johnson había tirado la toalla en 1968 y Robert Kennedy había sido asesinado ese mismo año. Se trataba de un riesgo asumible y nos pusimos de acuerdo de madrugada. Mis padres no estuvieron de acuerdo; resulta fácil de entender, su primogénito (de siete, hoy seis por desgracia) no quiso estudiar Medicina en Zaragoza y se había convertido en una suerte de ‘mercenario’. Para compensarles me hice 'mercedario', hermano cofrade de la Merced, (los que sacábamos presos de las cárceles en Semana Santa).
Dos días después enviamos el telegrama de acuerdo al agente de Delaware
La respuesta fue inmediata; disponíamos de tres días para presentarnos ante el cónsul de EEUU en Bilbao (conocido de mi familia) donde nos entregarían: visado de entrada en el país, billetes Bilbao-Madrid-Houston, y dinero para gastos de viaje. El equipaje no suponía problema alguno, siempre lo teníamos preparado para salir ‘pitando’, algo obligado por razón de embarques inmediatos en cualquier puerto del mundo, por necesidades del servicio y enfermedades o accidentes sobrevenidos. Los marinos profesionales somos una suerte de ‘soldados de fortuna’, cuando menos aquellos que nos enrolamos en buques que portan ‘pabellón de convivencia’, léase Liberia o Panamá en mi caso. Para entendernos todos: aquellas Navieras estaban radicadas en 'Paraísos Fiscales', como los actuales capitostes del PP, que están siendo encarcelados, aunque todavía no están todos los que son, que diría 'el bigotes'.
Helicóptero 'Huey', reconocible por películas y documentales |
Una vez en Houston llegó la sorpresa; el petrolero "M. Tomellini Fassio", con pabellón USA, había sido adquirido por el armador griego Aris Onassis; la entrega y cambio de bandera a Liberia se llevaría a cabo en Singapur; allí quedaría enterrado nuestro cálculo del plan de navegación, cerrado en dos viajes y medio, durante los nueve meses de contrato firmados en Houston con el delegado de la ‘Chevron Corporation’. Nos esperaban 13 viajes entre Singapur y Saigón (hoy Ho Chi Ming) y once meses de contrato en lugar de los nueve firmados, al no encontrar relevos para nosotros en el tiempo convenido. El carburante a transportar era keroseno, producto muy refinado para aviones 'F-4 Phantom' y helicópteros ‘Huey’, los más utilizados en Vietnam.
Nunca me arrepentí de aquellos cambios; Onassis - ‘bon vivant’ - era un buen armador
Fusil 'M-14', utilizado en Vietnam |
En Singapur se realizaron reformas que afectaban a la seguridad de buque y tripulación; también se hizo acopio de planchas de acero que servirían para blindar las ventanas de camarotes (y conseguir, de paso, un ‘black out’ absoluto); más planchas de teflón para guarecer el puente. Y lo más importante: un macro-armero repleto de armas de guerra y munición (muchísima munición), además de granadas de mano y armas cortas, a éstas teníamos acceso los oficiales de Puente y Máquinas y el Contramaestre (que era ‘gringo’ y ex militar). La seguridad del armamento quedaba en manos de un retén de 6 marines que vivían a bordo con nosotros, la edad de estos jóvenes oscilaba entre los 19 y 21 años. Los relevaban cada mes vencido y la convivencia con los tripulantes era sobresaliente, nunca exhibían armas largas a pesar de los requerimientos que les hacían los marineros, camareros y engrasadores.
Por mar abierto la travesía duraba 3 días; costeando Malasia 5/6 días
Al recalar en el delta del río Mekong los marineros hacían los preparativos para recibir a sus compañeros; un pelotón de 8 marines al mando de un sargento, que protegerían el buque durante las maniobras de acercamiento y atraque en los pantalanes ubicados en los aproaches de Saigón, zona selvática de alto riesgo, como veremos a continuación. Muy jóvenes, como los que vivían a bordo, todos ellos, menos el sargento, de unos 35 años de edad, la mayoría caucasianos y algunos de ellos ‘negros’ (entonces no se empleaba la expresión ‘afroamericanos’); entre ellos se llevaban bien, diría que muy bien, los negros eran más astutos para conseguir droga, casi siempre ‘maría’, el ‘chocolate’ no se estilaba en Vietnam.
Caza Bombardero 'F-4 Phantom', cargaba bombas incendiarias (napalm) |
Consumían otras drogas, de las que hablaremos más adelante (mi mano sigue ‘tiesa’, como el marido de Susana). Una vez a bordo el pelotón de ‘marines’, éstos se situaban en lugares estratégicos del buque, provistos de armamento de guerra: fusil de asalto 'M-16' y pistola automática 'Colt M-1911/45'. En el Puente, Sala de Máquinas y Casamata de bombeo del carburante. El sargento mayor dirigía a los hombres desde el Puente, ahí disponía de una emisora de radio militar de onda corta y soportes de carga para los walkie-talkie ‘Motorola’ utilizados para comunicarse con los soldados; las comunicaciones con la terminal petrolera corrían de nuestra cuenta. Hoy; mi sobrina Elisa, es ingeniero en la central de Motorola en San Francisco.
El ‘Vietcong’ utilizaba los ‘AK-47’, la ‘Makarov PM- 9,5’ y lanzagranadas ‘RPG-7’
Pistola 'Makarov PM-9,5', utilizada por el Vietcong |
Nos acercábamos al pantalán de descarga a velocidad de 4 nudos (poca avante), era arriesgado (no llevábamos Práctico a bordo), pero a menor velocidad el timón no actuaba y corríamos el riesgo de ‘embestir’ el pantalán, cimentado en gruesos pilotes de madera de guayacán. El petrolero tenía 160 metros de eslora y cargaba 35.000 toneladas de keroseno, el ‘Tomellini’ era una ‘bomba H’ en su sentido más literal. Tampoco disponíamos de remolcadores; los antiguos, que databan de 1955, habían sido reconvertidos en patrulleras que recorrían el Mekong en misión de vigilancia de aquellos cientos de embarcaciones (shampanes) que surcaban el río a diario. Como apoyo de maniobra nos servíamos de pequeñas lanchas fuera borda que tomaban nuestros cabos y estachas a 200 metros del casco y los acercaban al viejo pantalán.
Lanzacohetes 'RPG-7' utilizado por el Vietcong; era nuestra pesadilla |
En ese momento aparecían dos helicópteros ‘Huey’, se situaban encima del mismo y ametrallaban – a discreción – la foresta que rodeaba el meandro del río; podíamos descargar dos barcos a la vez, uno vaciaba gasóleo para embarcaciones, el otro, con más cuidado, si cabe, lo hacíamos con producto de refino, concretamente ‘keroseno’ de aviación, como he comentado más arriba. Los tripulantes, protegidos por cascos de protección auditiva y chalecos salvavidas, abandonaban sus tareas y prestaban atención a la maniobra de atraque; los ‘marines’ prestaban atención al entorno del pantalán, cerrado el paso a todo tipo de vehículos. Estaba terminantemente prohibido tomar fotografías de la maniobra. Tengo varias en mi casa de Bilbao, las publicaré en otro momento, resultan impactantes.
La maniobra de atraque era la condición de máximo riesgo
El sargento mayor, gran profesional, nos explicaba que los aviones no podían ‘incendiar’ la foresta (donde se escondían francotiradores) por el riesgo de deflagración de gases procedentes de los carburantes más volátiles, como el nuestro. Los disparos desde ametralladoras instaladas en los helicópteros eran meramente de ‘inundación’ e intimidación; en ocasiones se colocaban a 50 metros sobre la cubierta principal para ‘recoger’ munición en bolsas que preparaban los marines de a bordo, a riesgo de entrar en 'pérdida', porque seguían disparando como locos.
Los 'Huey' no llegaban a aterrizar; los soldados 'saltaban' al pantano |
Atracado el barco procedíamos a conectar mangueras y reforzar amarras para evitar derrames; era una entelequia, el río Mekong era una mezcla de agua salobre y aceites pesados, cuya limpieza duraría varios lustros, aunque los europeos no le hacen ascos al pescado de aquella área marítimo-fluvial, imagino que por ignorancia o engaño de proveedores sin escrúpulos. Doy fe de que la estela del barco mostraba aspecto oleoso muchas horas después de abandonar el delta.
No exagero al decirles que en la terminal el olor a ‘maría’ encubría los gases
Fue a la llegada a Singapur, de vuelta del redondo número 9 cuando nos informaron de que nuestro relevo se demoraba; a cambio nos liberaban de guardias de mar en el pantalán de Saigón; era un regalo envenenado, había que tener mucho cuidado en las callejas de la capital de Vietnam del Sur. Elementos ‘Vietcong’ atentaban sin cesar contra bares y hospederías frecuentados por los americanos. La ilusión me desbordaba; de nuevo llegó la sorpresa: José Luis cayó en profunda depresión y me quedé hondamente preocupado; llegó a decirme que estaba dispuesto a tirarse desde el puente de mando con la (peregrina) idea de romperse una pierna, me resultó muy fácil convencerle de que podía ‘romperse’ la cabeza, o peor todavía, la espalda y quedar impedido de por vida.
Aristóteles Onassis y Jackie Kennedy |
Hablé con el capitán, Hansen Bunker (solo el apellido intimidaba), un verdadero ‘nazi’ con aspecto de abuelo venerable, siempre se portó bien conmigo; en esta ocasión se pasó de generoso: nos cedió el camarote del armador; todos los barcos disponen de un camarote-suite para el armador o alguno de sus invitados VIP. Obviamente nadie quería viajar en el ‘Tomellini Fassio’, ni tan siquiera Onassis, que visitaba todos sus barcos una vez al año, como mínimo; ese día era ‘fiesta mayor’, las langostas subían por la escala real vivitas y coleando, se flambeaban con los mejores caldos blancos de Grecia, llegados en avión a cualquier puerto del mundo. A nosotros no nos visitó ni una sola vez, los marines siempre preguntaban por las ‘langostas’ de Aristóteles, que era el marido de Jackie Kennedy, la viuda de su querido presidente, asesinado en Dallas el 23 de diciembre de 1963, y a la que perdonaban que ejerciera de 'putón de luxe' desde el magnicidio de Dallas. Jackie fue amante de Robert Kennedy desde el minuto uno en que mataron al hermano del fiscal general. Los jóvenes ‘marines’ sabían que nuestro armador era un perfecto ‘patán’ muy rico (su fortuna personal superaba los mil millones de dólares).
La infantería utilizaba carabinas de repetición de la 'Colt' |
Volviendo a José Luis; instalados en el camarote del armador yo me ocupaba de hacerle compañía y algo de vigilancia. Afortunadamente todo salió bien; de vuelta en Santander y recuperada su salud en pocos meses, abandonó la mar y terminó ocupando el cargo de jefe de producción en una multinacional del automóvil radicada en Valladolid.
Políticamente; ¿Qué pasó en Vietnam? no me corresponde hacer un análisis político hoy, diría que no toca; es obvio constatar que EEUU se equivocó, no supo valorar la voluntad férrea de los vietnamitas por ser gobernados por ellos mismos y fue derrotado, como lo habían sido los franceses en 1955, en la llamada Guerra de Indochina. Richard Nixon mintió y fue obligado a dimitir; Rajoy también mintió, como reconoce la sentencia de ayer; no dimite, realmente España no es una democracia real, ni mucho menos. Desde estas líneas, mis mejores deseos para aquellos ‘marines’; si no resultaron muertos en Vietnam (ojalá que no) hoy tendrán mi edad. Toda mi admiración y respeto para la Nación de Vietnam. Los alemanes, tan listos y preparados, se reunificaron 15 años más tarde, y los coreanos todavía no lo han conseguido.
De vuelta en Bilbao compré el mejor televisor de la tienda de Moreno en la Gran Vía
El artículo lo ha picado 'Luz de Gas' robando tiempo a su Juzgado; total, dice ella, los atascos son ya insuperables. La justicia española ha entrado en 'pérdida', a diferencia de los helicópteros 'Huey' que sobrevolaban nuestras cabezas.
La otra 'droga', de la que hemos hablado, era una mezcla de sustancias que, años después, se denominó 'crack' y destruyó la vida de millones de jóvenes afroamericanos en los años '90'. Los marines adictos enloquecieron y sucumbieron en el frente de Danang, antes habían muerto a centenares en la ofensiva del 'Tet' (año nuevo vietnamita), seguiremos otro día, ¿OK? y el lector amigo responderá ¡Roger! o ¡Rogers!
Última hora desde Ciudad Real: M. Rajoy y su banda criminal han sido enviados al Hades político. Caronte ha exigido que se aumente su flota de embarcaciones; no da a basto para trasladar a tanto ladrón como había en dicho partido-gang. Ya estamos de nuevo en el 'Carlota', disfrutando de buen trato; no creo que volvamos a encontrarnos con el alcalde Nieva, el nuevo defensor de las 'privatizaciones' en el socialismo-falangismo manchego de los 'Bono' y sus 'Pajes', del 'Chato' y el 'Nemesio'.
Última hora desde Ciudad Real: M. Rajoy y su banda criminal han sido enviados al Hades político. Caronte ha exigido que se aumente su flota de embarcaciones; no da a basto para trasladar a tanto ladrón como había en dicho partido-gang. Ya estamos de nuevo en el 'Carlota', disfrutando de buen trato; no creo que volvamos a encontrarnos con el alcalde Nieva, el nuevo defensor de las 'privatizaciones' en el socialismo-falangismo manchego de los 'Bono' y sus 'Pajes', del 'Chato' y el 'Nemesio'.