Tiene un plazo de dos años. Y todo sugiere que tenderá a agotarlo. Porque le hace falta tiempo y porque ni el PSOE ni ninguno de los partidos que han apoyado la moción quieren que las elecciones se adelanten. El PP, que inevitablemente va a entrar en una crisis de recomposición para elegir un nuevo líder y una nueva dirección, tampoco. Ciudadanos, que lleva una semana sin dar pie con bola, tendrá que esperar. Y no está dicho que cuando llegue su ocasión electoral las encuestas le sonrían tanto como ahora. España ha inaugurado un nuevo tiempo político en el que, según los indicios, el fascismo no tiene cabida. (AD)