MLFA, “Gestión de la Seguridad Pública”. Coautor, traductor y director del Curso.
La policía USA sigue siendo la asignatura pendiente de la Gobernanza en EEUU; policías humillados piden perdón por el asesinato de George Floyd.
Al final de la década de los ‘60’ y durante los años ‘70’, en los países democráticos (en España se seguía torturando en las comisarías y cuarteles de la guardia civil), se produce un renovado interés por la policía y las tareas que realiza. Se constata una pérdida de credibilidad de las actuaciones policiales y se plantea la necesidad de revisar, desde las propias Instituciones, la composición, la formación y la eficacia en las tareas policiales. Esta percepción de necesidad de análisis crítico favorece que investigadores de nivel académico y universitario abran un debate intelectual con base científica acerca de las circunstancias de los diferentes elementos que intervienen en el delito. También surge la necesidad de un análisis crítico de la actividad policial y de sus estrategias de tipo preventivo.
Debates y análisis concluyeron que la policía de los países occidentales (EEUU, UK y la policía europea), no prevenía el crimen como todo el mundo creía, lo cual resultaba una novedad, descubriéndose que la verdadera prevención se realizaba en el seno de la familia, de la escuela e incluso desde el propio trabajo. Tanto los argumentos que se van a emplear, como las pruebas a obtener para llegar a estas conclusiones, se pueden agrupar en dos grandes bloques:
1 – El primer bloque comprende aquellos estudios que tienen como objeto plantear la relación que se establece entre el número de efectivos policiales y el número de delitos.
2 – El segundo bloque agrupa las investigaciones que examinan los efectos que tienen sobre la delincuencia las estrategias tradicionales de la policía.
Relación entre dotaciones policiales y delitos
En 1967 la “Comisión del Presidente sobre la aplicación de la Ley y la Administración de Justicia de los Estados Unidos” llegó, por medio del análisis científico riguroso, a la conclusión – sorprendente – de que no había ninguna conexión entre el número de efectivos policiales y el índice de criminalidad. Una conclusión que ha sido confirmada una y otra vez por sucesivos estudios, que han sido realizados con rigor metodológico.
Siguiendo en los EEUU, veinte años después, en 1987, David H. Bayleen, afirma en su libro “Policía para el futuro”, que las ciudades de más de un millón de habitantes tenían las ratios más elevadas de policías por habitantes, a pesar de lo cual tenían los índices más elevados de delitos graves. Las comunidades se dotan de más policías cuando detectan que se incrementan sus índices de criminalidad.
La primera conclusión a constatar es que la disminución del índice de criminalidad no es atribuible al aumento de número de policías. Las ciudades con más criminalidad eran las que disponían de más policías.
Análisis de las estrategias tradicionales
El estudio de las estrategias que han venido desarrollándose tradicionalmente han demostrado, a la luz de la experimentación y del análisis metodológico, demuestra que las mismas han tenido poco (o ningún) efecto sobre el crimen. Toda estrategia policial ha de ser sometida a evaluación, a los efectos de confirmar o rechazar la hipótesis sobre la que se sustenta.
La segunda conclusión es que las estrategias tradicionales no son efectivas a la hora de prevenir el delito.