miércoles, 7 de septiembre de 2022

Las 3 "i" de las divorciadas: impertinencia, insolencia e irascibilidad

 MLFA, tres separaciones y cero divorcios y vamos a por la cuarta y última, como en las 'sevillanas', expresión lúdico-folklórica del arte de amar.


El divorcio rompe el vínculo de forma definitiva y deja a la mujer en una suerte de vacío existencial que la afectada no había previsto. Lo venimos exponiendo a lo largo de varios artículos y, curiosamente, estos gozan de gran predicamento.

Mujeres dotadas con un nivel cultural importante 'saltan al vacío' sin solución de continuidad. Inician el 'duelo' cargando toda la 'responsabilidad' sobre el hombre. ¡Craso error! No conozco ninguna 'divorciada' que admita la suya.

Entiendo que están en juego el 'miedo a la libertad' y las diferentes capacidades amatorias de hombre y mujer


No entraremos en las consecuencias de índole familiar, social y económico, que conlleva un divorcio; sería un atrevimiento por mi parte, y muchísimo menos en aquellas leyes que regulan el cese del vínculo matrimonial, bien sea por causa de divorcio o de nulidad, esta última propia del nazional-catolicismo, y que sólo a los católicos afectaría; a los 'casados por la iglesia', vamos.

Hago referencia, con preocupación, a las consecuencias psicológicas y sociales que afectan a la mujer

En referencia al aspecto sexual que acompaña al enamoramiento; en general somos dados a considerar que la 'pasión' viene a durar entre los tres y los cinco años. En ese período la pareja actúa 'al alimón'; el hombre por fogosidad intrínseca y la mujer por instinto de maternidad, algo consustancial en su naturaleza. Mientras dura la pasión no se tiene muy en cuenta la 'calidad' de las relaciones sexuales; hablar de ello se considera 'tabú', y la mujer, generalmente, miente al respecto, en el supuesto de ser preguntada por su 'orgasmo'. Es sabido que el varón alcanza el orgasmo siempre, ello tranquiliza a la hembra 'insatisfecha'; con placer o sin él, fingirá 'satisfacción' siempre.

Es obvio que, con el tiempo, el hombre descubre que su pareja no queda satisfecha... ¡pero se lo oculta!

Pocos hombres hacen frente a esa situación, siendo así que el porcentaje de mujeres 'asexuales' alcanza, al decir de los expertos, el 70%. El hombre no se ve constreñido por el problema (que es muy grave) porque su pareja no se lo pide. Y ella sabe que la 'maternidad' no viene impelida por unas relaciones sexuales satisfactorias.

Curiosamente; estas mujeres, normalmente atractivas, pondrán todo su empeño en ser 'admiradas' por amigos y compañeros (hombres y mujeres) de trabajo. Para ello se esmeran en el vestir y complementos; pareciera que traten de ocultar su frustración sexual, apareciendo, a ojos de la sociedad y de su entorno, como mujeres bellas y deseadas.

No se habla de 'frigidez' en el entorno de familiares y amigos; es otro de los tabúes que conducirán al fracaso

Tras la maternidad (actualmente una, máximo dos), la mujer prescinde indefectiblemente de la relación sexual con su pareja; si acaso algún escarceo extramatrimonial por 'curiosidad', ya que cabe la posibilidad de que la culpa de su 'no orgasmo' recaiga en el marido.

En el transcurso de los años el 'amor' entre los dos miembros de la pareja pasa a convertirse en 'cariño', mayor o menor en función de las características humanas de ambos. La prole, aún reducida a uno o dos hijos, une todavía más a la pareja; no digamos las ataduras sociales y familiares.

Ese 'cariño' esconde un 'rencor', bien que larvado, y, sobre todo, una pérdida de la 'admiración' sentida antaño

Llegado el divorcio, tras un sinfín de desencuentros y 'adulterios' (normalmente por parte del hombre), de mayor o menor medida en función de condicionantes sociales, económicos y familiares (como hemos dicho antes); la mujer, adúltera pero menos, mucho menos que el hombre, empieza a ser consciente de que resultará 'penalizada' en mayor medida que el hombre; es bien sabido por todos. (Ver artículos anteriores, de este verano).

La mujer divorciada se enfrenta a la sociedad, tras el divorcio, sin haber 'reconocido' su cuota-parte de responsabilidad en el 'fracaso' matrimonial y encuentra falsos expertos, (terapeutas de tres al cuarto y psicólogos de aluvión, algunos llegados de Argentina, ¡horror!), que no las sacan del error que supone el no reconocimiento de 'errores' cometidos.

La sociedad y el 'elegido' se encontrarán con mujeres impertinentes, insolentes e irascibles: ¡Desquiciadas!

Los hombres nos enamoramos de segundas y terceras de mujeres idénticas a la primera pero 15 años más 
jóvenes. ¿Romanticismo? ¿Empecinamiento?

PS - Estoy convencido (ocurre siempre con estos temas) de que alguna lectora sagaz y cultivada dirá algo respecto del 'varón'. Los divorcios, como los matrimonios, conllevan 'responsabilidad compartida'. Es una pena que no podamos publicar sus tesis, acertadas, a buen seguro, debido a la obligatoriedad de 'identificarse' junto al artículo de réplica, a la que, normalmente, se oponen, algo que comprendemos desde el blog; no son buenos tiempos para identificarse en Internet.