Sabba
Corría el año del Señor de 1977; comenzaban las obras de construcción de la cárcel de máxima seguridad 'Herrera-Manzanares' y nuestro editor era el director de la obra de tendido de cable telefónico aéreo y terrestre de RENFE entre Espeluy (Jaén) y Casetas (Zaragoza); el cuartel general se estableció en Manzanares (Ciudad Real), nunca supimos la razón, el pueblo era un cruce de caminos, poblado por gentes humildes, mayormente propietarios de pequeños majuelos; y vagos por naturaleza. Ello supuso la contratación de dos centenares de obreros en el vecino pueblo de Membrilla, gente muy trabajadora y responsable. Al mismo tiempo se construía un frontón vasco; ¿quizás porque la cárcel estaba destinada a albergar a 500 presos de la banda terrorista ETA? los bares del pueblo se 'forraron' con las comidas y bebidas de familiares de los presos. Los etarras no jugaron a pelota en el frontón; menos mal que no tenían permisos, los manzanareños no les habrían hecho ascos, mientras pagaran por el uso del frontón. ¡Buenos son! Si bien es cierto que las retroexcavadoras pertenecían a una familia muy digna y muy trabajadora de Manzanares: "Confianzas". Por favor, fíjense bien en la fotografía, son muy pocas las ciudades de Euskadi, no ya los pueblos, que tienen un frontón cerrado de esa categoría ¿Cómo es posible, si nadie juega a pelota vasca en la comarca? ¿Cómo se ha podido dilapidar tantísimo dinero improductivo en el SW español? La respuesta es simple, para poder gobernar en España; Manzanares es un simple botón de muestra; eso sí, que avergüenza a cualquier persona decente, que no sea 'felipista', claro. Que no haya mamado de las ubres del PPSOE de la Transición.
Nunca lo sabremos; actualmente el frontón ha sido reconstruido con el dinero de españoles y vascos