MLFA - Oficial de Navegación M/S "Alberta", pabellón de Liberia, 1969-1971.
Buque de Carga General "Alberta", 12.000 TRB, compañía Fabre Line, pabellón liberiano. Construido en Toronto (Canadá) en 1958. Nunca fui tan feliz.
En junio de 1969 fuimos contratados bajo la modalidad de 'Time Charter' por la naviera francesa "Chargeurs Réunis", considerada la más importante de Francia, para cubrir la ruta de Francia, España (Valencia) e Italia al África Occidental: Gambia, Senegal, Camerún, Guinea Bissau, Ghana, Costa de Marfil, Gabón, Congo Zaire, Congo Brazzaville, Nigeria y Angola; nos encontrábamos en plena descolonización por parte de belgas, franceses, ingleses (Nigeria) y portugueses (Angola). Se trataba de países desestructurados cuyas economías seguían en manos de las naciones colonizadoras, estos controlaban los gobiernos 'independientes' surgidos durante esa década de los '60'. Europa no tenía interés en que la 'descolonización' fuera pacífica y ordenada, más bien al contrario; mientras aquellos 'animales', (me refiero a los de aquella época, la que viví yo con gran intensidad, llegué a 'tropicalizarme', que significa amar a África), se mataban a 'machetazos' (Made in China). La Europa cristiana, imbuida de fuertes valores morales (?), continuaba esquilmando el continente africano y financiando gobiernos 'títeres' que sirvieran a sus intereses espurios.
El viaje Europa del Sur - África Occidental duraba 5/6 meses, carga y descarga realizada con medios propios
Era nuestro primer viaje y, como ya he dicho, navegábamos bajo pabellón de Liberia; se trataba de un Estado que no existía en África, creado por los USA para 'deportar' (con grandes atractivos económicos y posibilidades de futuro) a millones de negros afro-americanos. La onerosa operación resultó fallida y Liberia pasó a ser el principal paraíso fiscal del mundo; al unísono, las grandes navieras se instalaron en aquel país, adoptaron su bandera, y nunca más pagaron impuestos. Años después Costa Rica y, sobre todo, Panamá, siguieron el camino de Liberia y atrajeron a sus países, libres de impuestos, a gran parte de la flota mundial.
En la fotografía la bandera de Liberia (ese país fantasma); comprobarán que es un remedo de la de los EEUU, pero solo con una estrella, como es obvio.
Pero este artículo va de inmigración 'ilegal', por muy interesante que resulten los 'pabellones de conveniencia'
La tripulación estaba compuesta por 48 españoles y 25 africanos, también un francés que ejercía de 'Sobrecargo' y a su cargo estaba la tripulación africana; es un decir, ya que este hombre, Monsieur Pertier Juvà, era un alcohólico y comenzaba el día con 'Pernod' (40º), que era su desayuno, a media mañana se recluía en su camarote donde permanecía durante todo el día, bebiendo destilados e ingiriendo bocadillos que le dejábamos en la puerta. No habíamos atravesado el Estrecho y el camarero ya se había negado a entrar en su camarote.
Los africanos embarcaron en alta mar, frente a las costas de Senegal; al frente de ellos el 'Kakatua', al que obedecían sin rechistar, de él dependían sus empleos. Las condiciones de alojamiento eran lamentables, 25 literas de madera en el castillo de proa, junto a la caja de cadenas (cuando fondeábamos las anclas salían despavoridos), las literas eran obra del carpintero, un gallego muy apañado, las colchonetas las compramos en Cotonou, días después. No disponían de retretes ni baño, hacían sus deposiciones en cubos que limpiaban con agua de mar, suena un poco fuerte ¿no?
Las abluciones matutinas y vespertinas (eran muy limpios) las hacían con una palangana de agua dulce y toallas viejas que les proporcionaban los marineros: ¡Vaya 'miembro' calzaban los tíos!
Marsella era la Meca de aquellos desgraciados; en la fotografía el puerto de Marsella, recinto muy peligroso para los marinos.
Lo que no sabíamos era que aquellos pobres desgraciados a quienes ayudamos todo lo que pudimos; (su cocinero solo preparaba pasta de yuka, una planta con alto contenido de almidón, y nuestro personal de cocina, vascos todos ellos, cocinaba muy por encima de lo estipulado y alimentaba con largueza a los 'negros'); lo que desconocíamos, digo, era que tenían un plan preparado minuciosamente para 'desertar' en el primer puerto europeo; cinco o seis meses después. Habían pagado a traficantes de personas que se harían cargo de ellos. El capitán, LE, un bilbaíno de pro, hacía la vista gorda y no chequeaba las cuentas que le presentaba el cocinero, este hacía las veces de mayordomo; también se financiaba la comida de los negros con parte del contrabando que llevaban a cabo la mayoría de marineros.
El 11 de noviembre de 1970, festividad de San Martín, 5 meses y 21 días después, arribamos a Marsella
Después de pasar Sanidad, Inmigración y Aduana, invité a dos compañeros a cenar una bullabesa en el Puerto Viejo; al volver a bordo en un taxi de confianza (contratado por el consignatario), algo achispados, tuve la intuición (es una de mis mejores armas) de que algo no iba bien; nos acercamos al costado de mar, y la escena resultó dantesca. Los negros abandonaban el barco descolgándose por una escala de gato a una embarcación de pesca; un hombre blanco se ocupaba de mantenerla abarloada al casco del "Alberta", el otro tipo, junto al motor, blandía una escopeta de caza. Ordené al tercer oficial que despertara al capitán y trajera una pistola del armero de su despacho. El último africano cayó al agua al apartarse la barca aquella, le arrojamos un aro salvavidas y él mismo se acercó al muelle bordeando el casco; el tercero tuvo el acierto de llamar a la máquina para conseguir aire a presión y hacer sonar la sirena de forma estridente.
Escaparon 23 negros; el 'Kakatua' permaneció a bordo y el 'rescatado' fue trasladado por los gendarmes. Dos semanas después, el 25 de noviembre contraje matrimonio en la iglesia de Santa María del Mar de Valencia.
El barco fue sancionado con 50.000 francos nuevos (2.150.000 pesetas, el franco francés se cambiaba a 43 pesetas entonces) y el buen capitán fue relevado. El nuevo, LP, era de Durango y resultó ser un buen tío. La naviera decidió que los tripulantes negros fueran desembarcados en el último puerto de escala africano, antes de poner proa al Mediterráneo, es decir, que no llegaran a Europa. En junio, de vuelta del segundo viaje, fuimos informados por los de Inmigración de que habían localizado y deportado a diez de los 'desertores', y el armador reportó que le habían devuelto 20.000 francos nuevos (entonces había que especificar 'nouveaux francs', para diferenciarlos de los 'anciens francs').
Salta a la vista que durante el siglo XX se controlaba mejor la inmigración ilegal ¿no les parece?