Sabba - Marbella
Uno de los jueces vivía en Madrid y acudía a su juzgado en Ciudad Real un día a la semana, o dos días en casos excepcionales, a més a més (que decimos las catalanas) trataba de volver a su casa a la hora de comer. Tengamos en cuenta que el viaje en AVE entre Madrid y Ciudad Real tiene una duración de 35 minutos y qué mayor satisfacción que comer con la parienta y los niños, ya adolescentes. Esto lo tenía muy presente nuestro abogado, más preocupado por quedar bien con 'su señoría' (muchos clientes) que con 'su cliente' (un solo cliente).
El abogado 'abreviaba' al límite permisible las declaraciones de los testigos; hablaremos de ello desde la cárcel