sábado, 15 de febrero de 2020

¿Merece la pena "sacrificarse" desde los 55 para vivir hasta los 85?

MLFA 
Master Ocean Going 

"Las vidas son los ríos que van a parar a la mar, allá van a se fenecer y se morir"

Recién cumplidos los 72 años ¡qué rápido han pasado! y habiendo recorrido todo el mundo, ya sin los padres y abuelos (y padeciendo la pérdida de un hermano joven, de los siete que fuimos); padre de dos hijas – excelentes profesionales con la vida resuelta – y abuelo de siete chicos y chicas, en edades comprendidas entre los 4 y los 24 años, uno se pregunta: ¿Merece la pena suprimir la ingesta de dulces, grasas saturadas, bebidas alcohólicas no destiladas, y mantener el peso ideal a base de nutrientes tasados por nutricionistas novedosos? ¿Merece la pena abandonar el consumo de cigarros y de cigarrillos para así poder alcanzar la longevidad, cifrada en los 85 años para el hombre? ¿Merece la pena vivir con degeneración visual progresiva, pinzamientos en discos vertebrales y/o desgaste de juntas intervertebrales? ¿Merece la pena atiborrarse de medicamentos que convierten los cadáveres en cacofonía de cementerio sónico? ¿Merece la pena vivir desde los 75 años sin fornicar? ¿Merece la pena vivir en familia? Me parece que no; que no merece la pena para uno mismo y, mucho menos, para los demás. No digamos si sufres alguna discapacidad; y es que hemos creado una expectativa de vida mayor… ¡y mucho peor! Ergo… uno debería ponerse – él mismo – el código de barras de la caducidad. Pidan permiso para visitar un cementerio de noche; no son grillos lo que escuchan, son sus deudos recientes. Nos devuelven la ‘química’ que les ha permitido ‘malvivir’ entre los 75 y los 85 años. Los gusanos rechazan la medicación. Así que las corporaciones farmacéuticas hacen la campaña contra la eutanasia. Yo no vivo en familia desde hace 33 años y no me va mal, se lo aseguro. Si la cosa se pone mal la solución consiste en emular al almirante Nimitz y quitarte de en medio, eso sí; satisfecho de la vida que uno ha elegido. ¿Y la vida sentimental, se preguntarán? Pues eso: ¡A base de contratos eventuales! Resulta carísimo pero muy gratificante y mantiene alta la autoestima y lo otro, porque la renovación es vivificante.

Si dejas de fumar vivirás 10 años más… pero ¿cómo viviré esa última década? 

Se ha puesto de moda el “Edatismo”; el palabro viene a significar algo así como ‘fobia a los viejos’, oficialmente significa ‘discriminación por edad’, hemos entrado en una espiral diabólica que viene a sustanciarse de la siguiente manera: el ‘viejo’ percibe una pensión de entre 1.500 y 2.000 euros, o si me apuran mucho, entre 1.200 y 1.500. Si lo llevamos a una residencia no tenemos que ‘aguantarlo’ en casa (en el supuesto de que esté lúcido), a cambio no veremos ni un puto euro de su pensión, eso si no tenemos que apoquinar 200 o 300 euros de nuestro bolsillo. Si nos quedamos el 'paquete' en casa, como mínimo nos embolsamos 1.000 eurakos – un pastizal en estos tiempos – y aún nos queda, de su pensión, para pagar una inmigrante ‘sin papeles’ que lo duche y restriegue sus partes sin consideración alguna. Y es sabido que los ‘viejos’ comen muy poco y no gustan de comprar ropa en El Corte Inglés, por ahorrar, dicen ellos (para sus hijos, claro). 

Ergo; quedarse el ‘paquete’ en casa puede llegar a ser rentable, ¡vaya que si lo es! 

¡Aprovecha y vive el momento presente, sin esperar al futuro!

El viejo, consciente del ‘edatismo’ (aunque no conoce la palabreja) procura no dar la lata y aguantar los desprecios – cuando no rechazos – del hijo puta nieto adolescente; éste manifiesta sin ambages que ‘el abuelo le da asco como come’, el nieto no conoce la gramática, es obvio. Los padres ‘tragan’ porque a ellos les ocurre lo mismo: su padre o suegro les da asco como come y la espumilla en la comisura de los labios y el cacaolat vertido sobre la pechera. El viejo este (que les da asco) es el 'tontolaba' que pagó sus estudios y la entrada del piso (o más que la entrada) y la entrada del coche (o más que la entrada); él es, junto con la esposa, quien los atendió en la enfermedad y quien se rompió la espalda trabajando para que vivieran mejor, siempre mejor. El pobre viejo es propietario de una vivienda (piso, adosado, o chalet en algunos casos), orgulloso de dejarla en herencia para sus hijos cuando fallezca. Es decir, que sigue siendo un 'tontolaba'.

Tiene 80 años y se da cuenta de que sobra; le invade el síndrome de Estocolmo 

"Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte; cuan presto se va el placer y como después de acordado da dolor"

Es un secuestrado que se ve obligado a ‘querer’ a sus secuestradores, ¿cómo si no podría seguir viviendo? incluso acude al médico con regularidad, no come dulces ni bebe vino, ingiere comida basura; podría pagarse el menú diario de un restaurante pero le han convencido de que no procede, no gustaría su presencia en lugar público; no lo entiende porque su cabeza está lúcida, sólo necesita que lo cuiden, vistan adecuadamente, y que controlen sus efluvios. No lo dejan ir al restaurante para que no ‘malgaste’ su pensión, (‘su’ de ellos, de los hijos, claro). 

Come en la cocina, junto al perro, y duerme en la habitación de servicio: tiene TV, sin bidet 

¡In memoriam!

PS – Lo más grave de la longevidad es que no te muestran respeto, hayas sido catedrático, electricista, maestro o agricultor. Yo vuelvo al titular: ¿Merece la pena controlar la glucosa y la hipertensión, la próstata y el colesterol, para vivir peor que el perro de la familia, que ya no es tuya? Y no ignoren mis queridos lectores que no se podrán pagar las pensiones; a ver si se enteran de una puta vez. En otro momento hablaremos del 'Hogar del Pensionista', acequias embarradas solo aptas para ignorantes.3 y exaltados 'animalizados', que se pasan el día esperando que llegue la peluquera de las grandes tetas rocosas, bien fajada para que no la rocen con el hombro los viejos ahí 'aparcados'. Hemos hablado con ellas, y con podólogos y esteticistas de estos 'hogares' (de hoguera).

¿Y si no te sacan los 1.000 € (tuyos) los tuyos, cómo vivirás a los 80 años? ¡Estúpido! 

El anciano trata de volver a sus orígenes: no entiende lo que le está pasando, solo llora a escondidas.

Hace un par de años que se creó el servicio de ‘Atención al anciano’, que incluye el mal trato, alguien se percató de que los ancianos vivían mal en España, sin importar lo que cobraban de pensión. Alguien inteligente, especie que no abunda en este país en vías de desarrollo que no ha alcanzado la modernidad. 

¡Háganme caso! ¡Vivan la soledad de un modo satisfactorio! y ¡Mejor en residencias! ¡Gástenlo!