Sabba
Palacio Güell en la Barcino romana adonde nunca será invitado el fiscal Caesar Augusta, 'El Nécora'. |
La multitud del ¡A por Ellos! llenaba la explanada del templo, estaba dirigida por los fiscales sanguinarios y algunos sacerdotes del Supremo; el gobernador Marcheno, de los 'Ponzio' de Roma, destinado en Judea por el Senado romano, se dirigió a ellos y les preguntó: ¿A quién queréis que libere: A Urdangarín y Rato o a Cuixart? de la masa analfabeta y rencorosa surgió un clamor unánime: ¡A Urdangarín y a Rodrigo Rato! Ponzio Marcheno mandó callar y reiteró: ¡Pero es que Urdangarín y Rato son dos hideputas ladrones que vaciaron las arcas del Templo, y Cuixart un luchador pacífico por la libertad de Catalonia en la Marca Hispánica! ¡Cuixart y su empresa pagan impuestos a Roma! ¿A quién queréis que aplique el 100.2 de la ley penitenciaria? El fiscal Caesar Augusta silenció a la plebe y respondió: ¡Urdangarín y Rato son nuestros hideputas! ¡Cuixart es un extranjero! Marcheno pidió una jofaina con agua del Tíber y procedió a lavarse las manos. Acto seguido entregó a Cuixart al fiscal Caesar Augusta y a la turbamulta, que siguió gritando ¡A por ellos! hasta enronquecer.
Al norte unos bascones pérfidos se preguntaban si fue acertado disolverse... ¿O no?