martes, 17 de abril de 2018

La actitud de los presos catalanes conlleva un "aviso a navegantes"

Luz de Gas
Magistrado


La aequitas es para los romanos el modelo a que debe adaptarse el Derecho, la finalidad a la que la norma jurídica debe tender; cuando ello no sea así, la norma resultará iniqua, es decir, separada de la aequitas. Entre lo meramente iustum, por un lado, y lo aequm, bonum et aequm, aequm melius, por otro, los romanos establecían la diferencia que nosotros marcamos entre lo que es puramente legal y lo que obedece a los dictados de la justicia objetiva. La aequitas presidiendo el mundo de las relaciones sociales: he ahí el ideal que, en la mente de los jurisconsultos romanos, orienta las reformas legislativas y las decisiones jurídicas. Razones de equidad (ex bono et aequo) son frecuentemente invocadas como motivación de normas nuevas.

La 'aequitas' se refiere a un determinado momento de la conciencia social

No se crea, sin embargo, que para los jurisconsultos romanos este patrón de la aequitas tenga carácter teórico e inmutable. No es concepto doctrinal, abstracto y absoluto; es una noción realista, referida a un determinado momento de la conciencia social. La aequitas es la justicia tal como es sentida en el ambiente social de un tiempo dado, sentimiento difuso que, doctrinalmente, justifica los nuevos reconocimientos y amparos de derechos subjetivos y preside, como criterio directriz, la modificación de las instituciones jurídicas.


Esta acepción de aequitas, así como de los adjetivos de tal palabra derivados, que es propia de la jurisprudencia clásica romana, varía en las fuentes justinianeas. Aparece en ellas la voz aequitas con un sentido de dulcificación, paliativo del excesivo rigor que resultaba de aplicar en su pureza estricta alguna norma jurídica. Se la usa en indiferente sinonimia con voces como benignitas, pietas, humanitas, y se contrapone aequitas a summum ius o strictum ius. Este sentido, por influencia de tales fuentes justinianeas, más próximas a nosotros, es el que ha pasado a la palabra actual "equidad", y por ello no puede servirnos ésta, sino mejor las expresiones "justicia" o "justicia objetiva", para traducir la voz aequitas tal como era empleada en los textos genuinamente clásicos.