MLFA
Me escribe un lector confinado, impactado por el artículo de anoche y me pide que le arregle dos ideas suyas al respecto del mismo en el blog. La Caja de Ahorros en la que trabajaba le propuso un acuerdo (muy habitual en estos tiempos) para rescindir su contrato laboral como Jefe de Negociado, o algo así, a los 53 años. Su retribución mensual superaba los 3.000 €, y desde que entramos en la zona euro (porque en Europa no hemos entrado, al menos de pleno derecho, me refiero a los DDHH) nunca percibió menos de 2.300 €, además de otros emolumentos en forma de primas por captación de seguros y otro tipo de productos que ofertaba la entidad, sin dejar de lado la concesión inmediata (a su favor) de préstamos hipotecarios al 2%, en ocasiones al 1,5%, amen de créditos al consumo en condiciones muy ventajosas. Lo prejubilan con un salario de 2.200 €, y – añado yo de mi coleto: con un juego de bolas de petanca y una bicicleta estática – y contratan por un año – renovable – a su hijo mayor, licenciado en Económicas por la facultad de Sarriko en Bilbao.
Salario del hijo: 1.000/1.300 € en función de la productividad, o sea, de lo que venda