Corría el año 2010; el entonces alcalde socialista (se había presentado a las elecciones en las listas del PSOE), Miguel Ángel Pozas, decidió reformar la plaza de la Constitución, conocida como la plaza de las Palomas (con mucha razón, porque en esa plaza las hay a millares y defecan a todas horas, con el consiguiente riesgo para la salud de los vecinos). Los arquitectos elegidos fueron Diego Gallego (Jefe de Obra) y Jiménez (segundo de a bordo). El propio alcalde decidió que ‘no interviniera’ la Oficina Técnica del Ayuntamiento, al tratarse de una obra civil muy compleja para la que no les veía capacitados. (A sus aparejadores y al Jefe de la Oficina Técnica, habilitado para dirigir la obra). Por cierto, la reforma fue un error y un despilfarro del dinero público (600.000 €); y hubo que reconstruirla en 2015 por importe de (720.000 €).
Son los hechos; al no disponer (todavía) de información contrastada, preguntamos: