MLFA - Actualizado el 06/11/21 a las 20:30 horas.
Desde hace siglos se viene asociando la figura de los abogados a la de los cuervos, esos horribles pájaros que llegan a sacarte los ojos.
Como Odiseo a su regreso a Ítaca estamos procediendo a ajustar cuentas con el pasado; hoy le toca el turno a uno de los abogados de pago que intervino en el proceso de La Encomienda, acontecido a lo largo de la segunda década de este siglo del calentamiento global. El éxito del ensayo publicado el lunes nos ha dejado 'atados' a la correspondencia de correos electrónicos que imposibilitan la publicación de otros trabajos de interés, y no me refiero a los de orden político y judicial por resultarnos extraños y, por ende, ajenos. La protagonista, una joven de 24 años, nos vino impuesta por el despacho que habíamos contratado en la capital, atractiva ¿qué mujer no lo es a esa edad?, pizpireta y dominante (eso creía ella), la pobre no tenía puta idea acerca del cliente, un servidor; y durante los escasos minutos (no más de veinte) que duró la entrevista, sentados en un incómodo banco del vetusto juzgado del condado de La Encomienda, no paró de decir imbecilidades utilizando la displicencia como herramienta de afirmación. Al día siguiente concerté cita con el abogado principal para acordar que, de las ocho causas que se seguían contra mi persona y alguno de mis colaboradores, la joven letrada solo se ocuparía de una y con expresión de mi reticencia hacia ella. Rogué al principal que fiscalizara su trabajo; se mostró de acuerdo con mi petición.
Llegó 45 minutos tarde a la cita para 'apud acta', su coche no arrancó aquella fría mañana de enero ¡Premio!
Los abogados realizan la función de colaboradores necesarios para que la gran farsa de la Justicia se mantenga a través de los tiempos. Los Colegios de Abogados son organizaciones filomafiosas para 'proteger' a los abogados en sus errores o desmanes. La sociedad civil repudia esa 'protección extra'.
Había llegado al juzgado a las diez de la mañana, tal y como habíamos quedado; vestido con americana y pantalón a medida, camisa tono pastel y corbata italiana, y calzado con mocasines 'Yanko' de color tostado. De nada sirvió; para aquella mequetrefa yo era un viejo de 64 años que, obviamente, desconocía el Derecho y los vericuetos del proceso penal. ¡Cuán equivocada estaba la pobre por el atrevimiento que conlleva la ignorancia supina!
En la causa estaba imputado un colaborador de mi diario digital; se trataba de un topo que habíamos infiltrado en el PP local al que pagábamos con generosidad, era conocido como 'El Chincheta', antiguo comunista y depredador sexual que había ido a parar al entorno de la derecha manchega, enamorado hasta las cachas, de forma malsana, de la lideresa conservadora del condado.
Fue imputado en esta causa penal al ser el autor de dos artículos que se consideraron calumniosos e injuriosos
La prueba del algodón era evidente; entre febrero de 2014 y abril de 2015 el tipo había llamado por teléfono a "Azuer Digital" todos los días, incluidos domingos y festivos, tres veces al día, tal era su obsesión patológica contra el PP que lo había expulsado de sus listas electorales en 2007 y 2011. 'El Chincheta' no tenía teléfono móvil, era un paranoico y decía que el CNI lo controlaba desde hacía años debido a su militancia comunista. No estaba en sus cabales y decidió actuar de 'agente doble', gracias a lo cual, por medio de informaciones falsas, pudimos acorralar al 'fascista' que dirigía el equipo de gobierno de 'La Encomienda', ocupado como estaba el regidor en operaciones inmobiliarias de gran calado que salvaron su empresa, bien que en el corto plazo.
Seguía dirigiendo su API desde el propio domicilio a pesar de haber firmado dedicación exclusiva a la alcaldía
La joven letrada nunca se reunió conmigo; para ser exactos: 10 minutos en su despacho y 20 minutos en el local del Colegio de Abogados sito en el palacio de justicia de la capital. En ambas ocasiones insistí en la necesidad de solicitar de Telefónica las facturas correspondientes al tráfico de llamadas de 'El Chincheta' a la sede de "Azuer Digital".
Transcurridos tres años no lo había hecho, pude constatarlo en el propio juzgado a través de amigos de Toledo
Imagen del rascacielos de Telefónica antes que los del PP le robaran la antena y deslucieran la imagen de la Gran Vía madrileña.
Las facturas de Telefónica permanecen durante seis meses en la cuenta 'online' y tres años en los archivos de almacenamiento de una empresa filial, al cabo de los cuales 'se destruyen' automáticamente. Forzamos la renuncia de la letrada por negligencia; resulta que 'El Chincheta' no había mantenido contacto con "Azuer Digital", no existían pruebas fehacientes al desaparecer las facturas por negligencia de la letrada. El escándalo fue mayúsculo; ella optó por hacer responsable al juzgado, a la funcionaria de turno. Lo cierto es que había solicitado las facturas dos años y medio después de iniciada la causa.
La inexperiencia se compensa con trabajo sumamente diligente y esforzado; aquel bellezón no lo sabía
Hecha efectiva la renuncia de la letrada negligente en 2018, esta tuvo el atrevimiento de pasar minuta por importe de 4.000 € habiendo quedado demostrado que se había reunido conmigo durante 50 minutos (20 + 20 + 10) a lo largo de 4 años (2014-2018), y era responsable de la destrucción de la prueba de cargo que absolvería al editor y condenaría a 'El Chincheta'.
Ítem más; la letrada no asistió al 'acto de conciliación' preceptivo en estas querellas, tampoco redactó el 'escrito de defensa', lo redacté yo mismo y le exigí que lo firmara. No asistió a la vista oral, ya había sido 'renunciada', obviamente, no presentó 'recurso de apelación' (ella aseguraba que aquel juez no dictaba 'sentencias absolutorias') ante la Audiencia. Volvamos al titular del artículo:
De no haber forzado su renuncia la sentencia habría sido condenatoria y la minuta alcanzaría los 8000/9000 €
No he sucumbido a cantos de sirenas, y no será porque no haya estado rodeado de ellas, que las mujeres copen el estamento judicial no es garantía de nada.
Tres años después se celebró el juicio; en ese tiempo exigí la renuncia de dos abogados de oficio mujeres, ambas me fueron admitidas por la Delegación del Gobierno en CLM. La tercera, también era mujer, me fue designada cuatro días antes de la vista oral. Le rogué que se atuviera a mis instrucciones, yo hablaría por su boca, mujer inteligente lo entendió y el resultado fue: ¡Absolución con todos los pronunciamientos a favor! La demanda del PP a la basura, tras ocho años de proceso injusto, promocionado por una Audiencia Provincial 'feminizada'.