MLFA – “Gestión de la Seguridad Pública”. Coautor, traductor y director del Curso.
Fotografía cortesía de 'TOKATA', asociación que sirve de instrumento de comunicación entre los presos y las personas del exterior de las cárceles.
Las estrategias de investigación
Los estudios han encontrado que el ingrediente crítico a la hora de resolver los delitos es cuando alguien, víctima o testigo, da información a la policía que ayuda a identificar al sospechoso. Esta información puede ser un nombre, una dirección, una placa de matrícula o una presunta relación con la víctima. Es frecuente que las investigaciones con más éxito comiencen con una presunta identificación del sospechoso. Sin la contribución decisiva de algún ciudadano, la policía resuelve únicamente el 10% del total de los delitos.
En este apartado examinaremos las ‘detenciones reactivas’ que constituyen la estrategia tradicional y su evolución hacia las ‘detenciones proactivas’, que han de considerarse como las nuevas estrategias.
Detenciones Reactivas: se refieren a aquellas que se practican como respuesta a denuncias específicas de los ciudadanos.
En teoría, la patrulla aleatoria actúa como una ‘red que se lanza al mar’, esperando a ver que entra en ella; en cambio, las detenciones reactivas son una especie de aviso genérico a todos sobre la posibilidad de ser detenidos por cualquier vulneración de la ley.
Esta hipótesis de la disuasión genérica se expresa en dos niveles de análisis:
Uno ‘general’ o referido al conjunto de la sociedad.
Otro ‘específico’ o de carácter individual.
Resulta de interés analizar el estudio de Greenberg del año 1982 titulado “The effect of arrests on crime: a multivariate panel análisis”.
Detenciones Proactivas: son entendidas como resultado de las investigaciones a iniciativa de la policía y concentran sus recursos sobre series muy reducidas de objetivos de alto riesgo.
La hipótesis es que una gran probabilidad de detención en relación con un segmento muy estrecho de delitos o de delincuentes tendrá mejores resultados que una pequeña que una pequeña probabilidad de detención en relación con un amplio abanico de delitos o delincuentes. Esta teoría se ha puesto a prueba recientemente mediante investigaciones sobre cuatro objetivos primarios de alto riesgo:
1 – Delincuentes graves ‘crónicos’.
2 – Sospechosos de robos y atracos.
3 – Lugares y áreas de tráfico de drogas.
4 – Lugares y horas de alto riesgo por concentración de conductores ebrios.
Todas estas investigaciones, a excepción de la primera, se pueden verificar a través del ‘índice delincuencial’. La hipótesis sobre delincuentes graves crónicos se verifica examinando la ‘tasa de incapacitación’, por situación de prisión, de cometer delitos.
Las hipótesis de detención proactiva o focalizada son generalmente afirmativas para una buena parte de los estudios y de las búsquedas. Con la excepción de las detenciones relaciones con problemas de drogas, parece que da muy excelentes resultados concentrar los recursos policiales sobre individuos, lugares, delitos y momentos de alto riesgo delincuencial.
Los estudios dirigidos a la relación entre los índices de detención y los robos de menor cuantía determinan que cuanto más elevado es el índice de detención, menores son las tasas de robos.
Las ciudades con índices de detenciones más altos tienen menor delincuencia
Las conclusiones sobre la conducción en estado de embriaguez nos muestran los efectos preventivos que tienen las operaciones de control de alcoholemia y las detenciones proactivas que se derivan indican una clara relación-efecto.