domingo, 30 de agosto de 2020

La próxima revolución tendrá que ver con estas medidas 'anticovid'

MLFA 

La desaparición de las duchas en las playas es una medida absolutamente errónea, tomada ‘a tontas y a locas’, como se decía antiguamente; en los pueblos de la costa andaluza el nivel de encabronamiento de la ciudadanía (término, el de ciudadano, muy devaluado) sube unos cuantos grados al atardecer; es ese momento en que la familia, repletos de arena y salitre los esfínteres y demás pliegues de nuestro cuerpo, se dispone a recoger la impedimenta playera e introducirse en sus vetustos automóviles, sometidos a temperaturas que oscilan entre 50º y 60º. La sal, mezclada con arena, se combina con el sudor, en la piel de niños y mayores; también con restos de orines y vestigios de caquitas, y todo ello convertirá la tapicería del buga de segunda mano (tras el primer renting de otro señor con más posibles) en un foco infeccioso. Faltan todavía la escalera de acceso y la propia vivienda; la arena y resto del pringue, que, posiblemente, contenga coronavirus (aunque no es seguro del todo), se esparcirá por sofás y camas a la espera del turno individual de ducha. Si hubo virus (Dios no lo quiera) ya lo hemos esparcido por todas partes, a pesar de que la buena madre ha lavado las manos de los niños con gel hidroalcohólico del supermercado; que no sirve para nada, dicho sea de paso (1,90 € de placebo). Según el apóstol Simón el botón de la ducha de la playa puede propagar el virus; por contra, el botón de los parquímetros (curiosamente) no lo transmite, ¡cojonudo, tú!

El padre hasta los cojones de la playa y del picor en su piel gritará lo que le venga a la boca

En definitiva; los brotes de violencia y desesperación comenzarán en los domicilios, sometidos a temperaturas de 28º; más exacto sería decir que ya han dado comienzo, aunque no dispongamos de ‘rastreadores’ del índice de violencia intrafamiliar; hemos obviado, por conocido, que el calor tórrido de este verano con virus, aflora lo peor de nosotros mismos. La mayoría de españoles no dispone de equipo de climatización adecuado – buenos equipos de Aire Acondicionado – y allá donde se instalan siempre hay una mujer, normalmente el ama de casa, a la que no le gusta el AA, que, a los pocos minutos de encendido, manda apagarlo. Es un hecho que a las mujeres no les gusta el Aire Acondicionado, quizás debido a su peculiar termostato corporal, y, si la señora de la casa alcanzó la menopausia, entonces apaga (el equipo) y vámonos. 


Por múltiples razones; este verano es mejor vivir en el coche de segunda mano, de tapicería impoluta si no lo llevas a la playa, que en el piso o apartamento familiar. Y lo de ‘orinar’, pues que en todos los garajes se mea detrás de las columnas. Fíjense en las bases de las columnas y su cintón negro de orines de perro y de humanos. En el coche tienes, además de AA a tope, música y vídeo y asiento cama (tres plazas). Para las deposiciones puedes subir al piso recalentado y, de vuelta al garaje, arramplas con una botella de agua del congelador y una bolsa de ganchitos o similares.

En media España la playa es una forma de vida; pocos hispanos van de vacaciones a Londres


Pero hay problemas más serios, si cabe; los adolescentes a los que habíamos ‘adoctrinado’ respecto de los abusos con móviles, tabletas, PC, y consolas, se encuentran desquiciados ante el cambio de mensaje que lleva implícito la normativa ‘anti-Covid-19’; son los mismos padres los que les dicen: ¡Anda! ¡Vete a trastear con el móvil! Y son los educadores quienes les animan a ‘engancharse’ a Internet hasta para saber por donde se va al baño dentro de su propia casa. Adolescentes que se alimentan de comida-basura, diría que llegan a atiborrarse; mientras, los padres, cabizbajos, esperan noticias (negativas) de sus empresas. 

Los ERTES se convierten en ERES de extinción antes de haberlos cobrado íntegramente 

El ‘fracaso escolar’ aumenta exponencialmente dentro de la clase media baja; cambia de forma radical el concepto de ‘excluido social’. La mamá tan contenta porque su hija viste camisetas de moda compradas a 3,50 € en las cadenas que anuncia la TV; desconocen las mamás que su hija no encontrará trabajo en esas cadenas. Mejor dicho; no encontrará trabajo en los próximos cinco años y con 22 años pasará a percibir el ‘ingreso mínimo vital’, de por vida, o sea dos veces ‘vital’: supervivencia y permanencia. Cobrará el mínimo: 435 € de los de 'Podemos', suponiendo que Sánchez libre la partida correspondiente, algo que está por ver. La muchacha, dispuesta a colaborar con el Gobierno, ha cambiado el bikini de siempre por el 'mínimo' tanguita y, ya de paso, agraciarnos con la visión de su culo perfecto y 'vital'. Falta el 'ingreso', se lo harán en el botellón de la noche, contra el maletero del viejo 'Golf' del hijo puta de turno; que lo de los 'mete-saca' va por turnos.

¿Dónde están los 50.000 millones que pedimos a Sánchez a finales de febrero?

Recuperar la bicicleta por rechazo a los 'asquerosos' transportes públicos. Covid ha sido la excusa perfecta.

PS - Pues que se han quedado en 21 millones que le manda la doña Merkel para los ERTES que finalizan el 30 de septiembre; aunque, como no los paga, Sánchez podría seguir prometiendo ERTES por causa de emergencia sanitaria hasta el verano de 2021. Y la pregunta pertinente: ¿Dedicará Sánchez esos 21 millones al pago de los ERTES?

¡Que pasen buen domingo en la playa! aunque no dispongan de ducha: ¡Siempre habrá cerveza!