martes, 10 de julio de 2018

La "Caravana del miedo" con ETA (ya) decidida a matar a mi suegro

MLFA 
El barrio de 'Recaldeberri' - hoy 'Rekalde' - en 2014. Ahí estaba ubicado el taller de Paco.

Corría el mes de abril de 1972; la madrugada del día 21 todo estaba preparado para salir huyendo; una sucesión de errores por parte de Paco habían puesto en peligro su extracción de Bilbao, indemne y con garantías de llegar a la Costa del Sol, destino que habíamos decidido como el más adecuado dentro del territorio nacional; desechada desde un principio la huida a Argentina, donde teníamos familiares. Pero volvamos al inicio; el hombre no tenía significación política alguna, y en su pequeña empresa (11 trabajadores), dedicada a metalistería, no existía conflicto laboral alguno; ubicada en un barrio, ciertamente abandonado, de Bilbao, no acertamos a prever la existencia de merodeadores de la banda terrorista por aquellos andurriales; ‘Recaldeberri’ era el nombre del barrio donde se ubicaba el taller, si bien era más conocido como ‘Recaldebarro’, lo que indica el abandono del que hemos hablado arriba. Mi suegro tuvo el dudoso honor de ser uno de los primeros en recibir la ‘carta-anuncio-amenaza’ de la extorsión; a mediados de esa década las ‘cartas’ alcanzaron el millar, y el total alcanzó las 10.000, casi todas destinadas a pequeños y medianos empresarios vascos. El importe solicitado en nuestro caso ascendía a 10 millones de pesetas. Paco nos ocultó la misiva, consciente de que la misma era real, no ya por el contenido estereotipado, sino por la calidad de la impresión del logo de la banda y de su sello. No obstante, mantuvo la duda, de ahí su ocultación en la caja fuerte de su taller. No se conocían extorsiones en esos años, al ocultarse por los interesados las pocas que se realizaron durante la agonía del franquismo. 

La primera carta de extorsión la recibió en septiembre de 1971, no era habitual 

A principios de los años ‘70’ era muy difícil acceder a los negociadores de la banda; policía y guardia civil ejercían un fuerte control sobre el paso de fronteras con Francia, Andorra y Portugal (este último ‘devolvía’ a los etarras), ello a pesar de que la banda tenía necesidad imperiosa de obtener recursos económicos. 

La segunda carta la recibimos en enero de 1972; el contenido era idéntico, había mejorado la calidad del papel, el hombre, francamente asustado, nos reunió en la vivienda familiar y allí nos hizo entrega de las dos ‘cartas’ recibidas, antes y después de Navidad. 

Informamos a mi familia, con su consentimiento, y nos pusimos manos a la obra en la búsqueda de miembros cualificados del PNV que pulsaran la peligrosidad real de ambas misivas; mi padre había sido condenado a muerte en 1939 y compartido condena con miembros de la cúpula nacionalista en el Penal del Dueso (Santoña); fue médico de Juanito Ajuriaguerra, presidente del EBB, durante los últimos años de su vida. 

Cuerpo de Infantería de Marina, donde MLFA cumplió su Milicia Universitaria, en Ferrol.

Del lado del régimen logramos la colaboración de mi tío Camilo, teniente coronel del cuartel de Marina de Ferrol, superviviente del ‘Canarias’, quien dio comienzo a la logística de extracción. Mi suegro no manifestaba interés alguno por negociar con los intermediarios de la banda; su situación era de colapso, escapar de su tierra suponía desarraigo y pérdida de relaciones sociales, y espabiló al recibir la tercera carta, en abril, como ya hemos dicho. 

Amigos del PNV nos apremiaron para extraer a mi suegro, la amenaza era real e inminente 

Desde Ferrol; el tío Camilo solicitó, de la Comandancia Militar de Marina de Bilbao, que proveyeran de escolta adecuada al viaje que iba a emprender nuestra familia, dicho y hecho: dos mozos de buen ver, del cuerpo de Infantería de Marina y un automóvil – SEAT 850 – prácticamente nuevo, en el que estibaron ropa de civil, armamento reglamentario y munición; el viaje lo harían uniformados y con arma corta al cinto, así lo decidieron los mandos al considerar que su ‘presencia’ facilitaría mucho el acceso a gasolineras y bares de carretera en los que ‘paraba’ todo tipo de gente, incluidos ‘salteadores’. (Ver ‘La Saga de La Encomienda’. Novela que está provocando rabia y llanto en la comarca de Manzanares. La editorial demora la publicación por el riesgo de secuestro de la misma).

Un taxista de confianza fue contratado para el transporte de maletas y cajas que, de forma ordenada, aunque apresurada, habíamos llenado de ropa, así como de los enseres más perentorios; con él viajaría mi suegro para que el hombre se sintiera acompañado a lo largo del viaje de 1.275 kilómetros, la distancia entre Bilbao y Marbella, a recorrer por carreteras del Plan REDIA, muchas de ellas con déficit de mantenimiento; el régimen franquista había iniciado su descomposición, y eso incluía las infraestructuras viarias. Era un FIAT 1500 ranchera, un verdadero cochazo entonces, de importación. 

Yo conducía el SEAT 850 S de mi propiedad, en el que volveríamos los jóvenes a Bilbao, se trataba de un coche muy rápido y peligroso; y dos de las hijas, acompañadas de la madre, se turnaban en la conducción del WW escarabajo del padre, automóvil que quedaría en Marbella, después de instalados con plena garantía. Cuatro vehículos, incluyendo el de los escoltas, perteneciente, como hemos dicho, a la Armada. 

Albergue de Turismo de Manzanares en 1972

Dejamos Bilbao a las cinco de la mañana del día 21 de abril – fecha inolvidable – aún con miedo a ser interceptados en carreteras de Vizcaya y Álava; al amanecer paramos en Miranda de Ebro donde no fuimos bien recibidos, fue el único contratiempo. Miranda es un pueblo especial, frontera con Euskadi, nudo ferroviario de primer orden (entonces) y poco amigo de los vascos. Los infantes resolvieron de forma expeditiva la situación y aquellos desgraciados ya fueron historia para nosotros; las siguientes paradas resultaron reconfortantes: Burgos, Navacerrada, Aranjuez, Manzanares, La Carolina, Granada y Málaga. Conocí el hotel ‘El Cruce’ de Manzanares hace 46 años, el dueño era un perfecto caballero y se mantuvo pendiente de nosotros durante toda la estancia, a los infantes de Marina les preparó una bolsa de viaje con especialidades de la zona: vino, queso y embutidos.


En La Carolina paramos en ‘La Perdiz’, lujoso establecimiento donde pernoctaba el general Franco cuando acudía a las cacerías que caracterizaron al régimen franquista. Allí tuvimos un recibimiento propio de estrellas de cine; el director llegó a rogarnos, con lágrimas en los ojos, que pasáramos la noche en sus elegantes habitaciones, fue consciente, a un tiempo, de la premura a que veníamos obligados por las circunstancias; extendieron unos bonos de invitación a favor del taxista y los infantes de Marina, podrían disfrutarlos con sus familias. 46 años después seguimos parando en ‘La Perdiz’, en 2008 reconocí a uno de los camareros de entonces, se negó a cobrarme el suculento bocadillo de jamón ibérico y la cerveza de acompañamiento; he pernoctado con los míos en ‘La Perdiz’ en varias ocasiones; es fácil de entender que nuestros desplazamientos a Marbella han sido una constante en la vida de nuestra familia. Nunca antes había visto a aquel hombre; fue como una aparición y un buen augurio.

La construcción de la casa duró año y medio, permanecieron en hotel confortable 

Marbella (Andalucía) tierra de acogida para los vascos de la Diáspora.

Hubo un momento de riesgo; al año de llegar, mis suegros se vieron obligados a vivir en el yate de unos amigos en Puerto Banús, durante la estancia – dos meses - dispusieron de escolta, pública (policía municipal) y privada, la propia del puerto ‘José Banús’, refugio de la ‘Jet-Set’ de entonces, recintos blindados a los que no podían acceder los sicarios de la propia banda terrorista, sicarios de los que se ha hablado poco, nos ocuparemos de ellos en otro trabajo; delincuentes comunes que ‘trabajaron’ en Andalucía y CLM; no eran asesinos, sino informantes (pagados con droga) de jefes de comandos. En 1973 ya se sabía que la macro-cárcel dedicada a miembros de ETA se construiría en Herrera de la Mancha (Manzanares), la prisión se construyó al final de la década; ETA había llegado antes a la zona y contratado sicarios, algún imbécil de aquellos se cubría con boina (txapela) para quedar bien con los etarras de verdad, fueron expulsados (alguno de ellos ‘ejecutado’ y lanzado al Guadiana), se impuso la gorra castellano-manchega, que, a muchos de nosotros, nos sigue provocando rechazo estético, tanto como la propia txapela. 

Llegamos al ‘Meliá Don Pepe’ a las 03:00 horas del día 22 de abril 

Mi querido aitá, médico en España y Alemania, en el recuerdo de las víctimas de ETA

A mediados de los ‘80’ ETA se dedicó a extorsionar a profesionales: médicos, ingenieros, arquitectos, funcionarios de nivel alto; entre ellos se encontró mi padre, a quien pidieron 2 millones de pesetas en 1986, se negó a pagar a pesar de recibir dos cartas; mi madre pasó varios inviernos en Alicante (Playa de San Juan) y, definitivamente, abandonaron Bilbao en 1988. Mi padre llegó a decir a mi suegro que no debía ser médico muy reconocido, se refería a lo exiguo del importe de la extorsión. (2 millones de pesetas, bromas aparte, era la tarifa plana de ETA para profesionales). Mi suegro falleció a los 83 años (fumaba) y mi padre cerca de los 80. La mayoría de etarras mueren antes, en prisión o al poco tiempo de salir. Aprovecho este recuerdo, plasmado en mi blog, para anunciarles que habrá más; también un 'aviso a navegantes' a los malditos que han intentado encarcelarnos: les veremos pasar por delante de nuestras terrazas, sumidos en el fracaso político, social y empresarial, algunos de ellos/ellas con su salud deteriorada. ETA no pudo con nuestra familia, mucho menos podrán quebrarnos cuatro pueblerinos (corruptos) llenos de maldad e instalados en el fracaso total. Hoy, y entonces, nos mueve la justicia, en ningún caso la venganza. 

45 años después el PP sigue utilizando a las víctimas en su beneficio político

PS - El texto no ha sido corregido para evitar adornos literarios o cláusulas de estilo que contaminen lo que aconteció. 250.000 vascos se vieron obligados a huir de Euskadi. Servidor se vio obligado (de nuevo) a huir de Manzanares (Ciudad Real) por amenazas de muerte confirmadas por fuerzas policiales. Un intento de agresión se produjo contra mi persona el 10 de noviembre de 2015 en el polígono industrial, quien resultó agredido fue un guardia civil; las amenazas procedían del entorno del PP y del PSOE locales. El 19 de diciembre de ese mismo año abandoné Manzanares. Actualmente resido en Marbella (de vuelta) y trabajo en el área de 'refugiados políticos' en el Campo de Gibraltar. Acumulo peticiones de prisión que alcanzan los 6 años e indemnizaciones por importe de 90.000 €. Los querellantes, es público y notorio, han perdido cargos políticos y empresas, como es de justicia. Eran los que se amparaban en las víctimas de ETA para cometer sus tropelías antidemocráticas. Los del PSOE de Bono resultan parejos  a los del PP, al proceder de Falange Española gran número de ellos. 32 años de régimen socialista diletante (falseado) y 4 años de un PP urbanístico que endeudó al pueblo ad infinitum han convertido en 'fallido' este pueblo, antaño una encrucijada de caminos y conocimiento, hoy un veritable 'erial', reducto de viejo palomar y asfalto herido. Al frente de 'SE' de Santander, logré crear 300 puestos de trabajo en Manzanares y comarca. El PSOE ha conseguido crear otros 300; no son tales, sino 'escobas' de desempleados.