MLFA - Recalada en Marbella en 1972, huyendo del terror de fachas y etarras, la pinza sanguinaria que asoló Euskadi entre 1960 y 2000.
Un PP pregolpista coloca al país al borde del precipicio apelando al 'guerra civilismo' y sembrando el odio
"Reconciliación" fue la clave de bóveda de la Transición de 1978; era una expresión ampulosa que inundaba mentes y corazones de millones de españoles. Hoy, precisamente hoy, asistimos al enésimo intento por conseguir la ruptura de la cohesión social y de la convivencia por parte del binomio PP-VOX. Tener que escuchar a individuos como Feijoó, que sufre síndrome de Estocolmo al haber sido abducido por José Mª Aznar, individuo peligroso para España y para Europa, una unión de países a los que nunca viajó; ni tan siquiera viajó a Bruselas (a pesar de que su mujer utilizaba la lengua inglesa con maestría glota). Tener que escuchar a Feijoó ayer y hoy provoca asco a las personas decentes. Este es otro chorizo de la ristra del PP, sin vergüenza y, mucho menos, humanidad; destilaba odio en la mirada y no controlaba los labios, estos iban a su bola, los dibujantes lo van a crucificar. Los insultos han sido una constante; parecía que buscaba que le partieran la cara, al estilo parlamentario centroamericano, con el fin de interrumpir la investidura-embestidura. No quieren la reconciliación entre españoles; los del PP viven del odio cainita y, como les he dicho, buscan una reedición del terrorismo vasco. Al PP y a las fuerzas oscuras españolas no les interesa un mentecato que no sabe disimular el odio y procederán a su relevo. Feijoó ha recibido los mismos aplausos atronadores que recibió Pablo Casado horas antes de que lo echaran a la puta calle.
Sabíamos que la reconciliación era misión imposible; no estaba en los genes de Manolo Fraga ni de sus validos