MLFA
(RPI – Prohibida su reproducción)
Catedral de San Juan de Albacete |
Sonia se maliciaba que Neme continuaba liado con la mujer exuberante que había conocido en “Zagala”, ahora que la tenía a diario junto a él; ya se merecía un hijo de otro pensó, pero calló por no herir a su amiga, que ya le esperaba tumbada de nuevo, la mente echa un lío, pero con expectación en cualquier caso, y húmeda, sin conocer a ciencia cierta si era por la excitación o por el embarazo, del que desconocía todo, desde la génesis hasta el futuro desarrollo; ambas mujeres eran producto de la inadecuada formación en materia de educación sexual, cuando las campanadas del 2000 quedaban ya lejos de sus oídos. Otras campanas golpeaban sus sienes mientras Sonia se acurrucaba prieta junto a ella y le hacía sentirse poderosa. Ambos pechos se movían al unísono, como si representaran un papel asignado y el roce solazaba aquel pálpito compartido. Al momento se fundieron sus bocas, el olor a tabaco y jazmín excitó a Rosi, que exploraba con su lengua hasta el último rincón del paladar de Sonia; que palpaba los pechos de su amiga controlando el impulso de soltar de sus ojales aquellos botones; parecían estar de acuerdo en ir despacio, sabían que ya eran dueñas una de la otra y llegarían al sexo cuando hubieran recorrido sus cuerpos y las reacciones de los mismos con extrema curiosidad, Rosi lamía los dientes de su amiga por dentro y fuera, eran perfectos y limpios, la saliva mezclada les recordaba el sabor a café y pugnaban por tragarla sin separar sus labios.