miércoles, 28 de febrero de 2018

El 'andaluz' se entiende perfectamente... pero según quien lo hable

Betania

Las lenguas, como sus respectivas acentuaciones, se clasifican en abiertas y cerradas; resulta simplista, claro está, pero debido a esta simplicidad (como casi todo en nuestra vida) podríamos alcanzar soluciones de comunicación sin acudir a ‘lingüistas’ excesivamente sofisticados, por no decir ‘florales’. ¿Recuerdan los Juegos Florales de antaño? no eran juegos de ‘flores’ sino de lenguaje ‘florido’ y competencia entre poetas y rapsodas. Hoy están de moda los ‘Cuenta Cuentos’, muy respetables en tanto en cuanto propagan tradiciones y modos lingüísticos de las diferentes zonas de un mismo país. Ambos ‘fuerzan’ el lenguaje de forma y manera que se ‘resalten’ picos y acentos propios de la comunidad donde actúan.

El paradigma de lengua abierta es el español-andaluz

Lengua abierta caracterizada por su viveza y expresividad (al ser lengua muy gestual), el ‘andaluz’ se declama con mucha velocidad y ello implica la supresión de fonemas, bien al final de las palabras, o en mitad de las mismas si se trata de consonantes fuertes, como la ‘r’ o la ‘s’. La mayor o menor supresión de algunos fonemas es proporcional al vocabulario de que dispone el sujeto; ello nos lleva a concluir que el factor cultural-popular tiene mucho que ver en la capacidad de comprensión del lenguaje y, por ende, de la percepción nítida de lo hablado por parte de los demás. También, claro está, la formación recibida en los primeros años de su vida.

Ese lenguaje abierto y rápido, que huye de consonantes, es ‘meriníe’


El español-andaluz recibe influencias de la cultura árabe meriníe; de pueblos del norte de África que hoy conocemos como el Magreb. En Catalunya se denominan ‘magrebines’ (en expresión popular) a los ‘marroquíes’ e incluyen en esa definición a granadinos, malagueños y gaditanos, en general a quienes habitan en la franja litoral del sur de España, haciendo salvaguarda de la parla del resto de andaluces. Hacemos notar que la mayor migración andaluza a Catalunya, de cuya integración sólo duda el ministro Zoido (sevillano), procedió de Sevilla, Almería, Jaén y Córdoba. Huelva es otra historia, por su frontera con Portugal.

Las ‘chirigotas’ del Carnaval de Cádiz son una muestra de cultura popular de altísima calidad; se cuentan por miles los españoles que entran en el Teatro Falla a través de Internet, lo hacen para disfrutar del espectáculo audio visual, pero la mayoría de ellos (castellano-parlantes) ‘no entienden’ las letras de los coros, debido a que la chirigota ‘fuerza’ el lenguaje popular al entroncar con la base social; en definitiva, cantan e interpretan para el pueblo llano; algo que resulta admirable, aunque nos gustaría 'entender' los textos. He conocido gaditanos que mantienen que el 'forzamiento' del lenguaje era provocado, a fin de que los 'censores' del franquismo no 'entendieran' letras y letrillas y les dejaran en paz con 'sus' carnavales; los únicos 'permitidos' por el viejo general y los próceres del nazional-catolicismo, junto con aquellos que se celebraban en Canarias (que para Franco era África). 

Si la ópera utiliza el lenguaje selecto, la chirigota atrae con la parla popular

Curiosamente; los dirigentes políticos del Peñón hablan un 'español-andaluz' de altísima calidad.

El idioma catalán es cerrado; de ahí que los catalano-parlantes se esmeren en ‘vocalizar’ todos los fonemas y terminaciones, hasta tal punto que muchos de ellos son incapaces de pronunciar ‘Madrid’ y fuerzan la expresión ‘Madrit’, más cerrado, decididamente. Hoy, cuando determinados políticos retrógrados y protofascistas, intentan ‘cargarse’ el modelo educativo catalán (la famosa inmersión lingüística) que tan buenos resultados ha obtenido; recomendamos a quienes les sucederán en breve que utilicen ese mismo método en Andalucía, CLM y Extremadura. De forma especial en la tierra andaluza, cuna de poetas, literatos, cantautores, escritores y lingüistas de fama mundial, de forma que el pueblo llano alcance niveles de excelencia en la práctica del español-andaluz.

Respecto del ‘acento’ tan criticado por algunos necios: debe conservarse íntegro