Martintxo
Doña Elisa Fernández-Armesto conoció a mi padre en Santiago de Compostela, ella estudiaba Filosofía y Letras, él trataba de homologar su título de Medicina, tras abandonar la cárcel en 1945. Había sido condenado a muerte en 1939, condonado -gracias a la intervención de los italianos- a 30 años de prisión mayor (así se decía entonces), y posteriormente se les concedía la libertad -a todo el grupo de sanitarios- a los 6 años de su entrada en prisión. Mi padre era euskaldun, de Rentería en Guipúzcoa. Capitán Médico en el ejército de la República. Toda la familia de mi madre eran "franquistas"; altos cargos médicos y militares condecorados por Franco. Aquel matrimonio era una ciclogénesis explosiva; afortunadamente terminó bien; curiosamente, son los hijos de aquellos franquistas, es decir mis primos, los "fascistas" y reaccionarios de pro, ello ha dificultado mis relaciones con ellos, de hecho son inexistentes. Me faltan 3 meses para alcanzar la edad en que falleció mi padre Don Martín; y he superado en cinco años la edad en que falleció mi madre, es por ello que considero cumplida mi misión en la tierra; y, por supuesto, no aceptaré "ceguera" ni "cáncer" que puedan sobrevenir, tampoco ablaciones de corazón, y hasta me estoy pensando rechazar el "cateterismo" que me han ofrecido en el hospital "Punta de Europa" de Algeciras, uno de los mejores -en su nivel- de Andalucía. Me doy por satisfecho, más que satisfecho, por la vida que he llevado, de una intensidad muy difícil de superar. He subido al Cielo, bajado al Infierno, y me conformo con el Limbo. Tengo dos hijas que ocupan los cargos más altos de empresas multinacionales, y siete nietos, formados todos ellos en los mejores colegios de España y Alemania, porque consideré que sólo los mejor formados saldrían adelante en el mundo actual globalizado y precarizado a todos los niveles, era la mejor inversión, mejor que las segundas residencias y los coches de importación; obviamente, nuestras vidas no convergen, la mía es, desde hace varios años, la antítesis de la de ellos y ellas. Desconocen que están presentes en mi vida y que celebro todas sus fiestas, que lo hago por todo lo alto. (Remedando a Marlon Brando en "El Padrino": "Michael; conforme me voy haciendo mayor me gusta más beber vino"... ¡Pues eso!) Anoche, en la celebración de la vigilia pre-cumpleaños de mi mamá, disfruté por enésima vez -y al tiempo sufrí por los desaparecidos- de "La Tormenta Perfecta" y el patrón del "Andrea Gail" (George Clooney) que desapareció con toda su tripulación en los Grandes Bancos de Terranova. A unas 300 millas de donde naufragamos en 1973 por corrimiento de la carga en el "ML Fortuna", nosotros perdimos un tripulante, de 43 a bordo, aquel fatídico 13 de Diciembre.
Destinado a Arguedas (Navarra) allí nací yo en 1948, mi madre era filósofa; ejerció de madre.
(Hoy vivimos en España cinco de los siete hijos que tuvo: dos en Arguedas y cinco en Bilbao)